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Entrevista:SALOMÉ ZOURABICHVILI | Ministra de Asuntos Exteriores de Georgia

"Rusia lleva a cabo una estrategia sistemática de provocación"

Pilar Bonet

De forma cada vez más insistente, Georgia pide a la comunidad internacional que tome partido para resolver los conflictos congelados con las regiones secesionistas de Osetia del Sur y Abjazia. El "factor decisivo" es la actitud de Rusia que "hoy lleva a cabo una estrategia de provocación cada vez más sistemática", afirma la ministra de Exteriores de Georgia, Salomé Zourabichvili, en una conversación telefónica con EL PAÍS. En su opinión, "es necesario que la comunidad internacional advierta a Rusia contra esta estrategia de provocación".

Moscú podría desempeñar un papel positivo en la solución de los conflictos con las regiones secesionistas, pero, hoy por hoy, prefiere bloquear la resolución política, señala la ministra, que emplaza a las autoridades rusas a decir "de qué lado del derecho internacional están". Rusia reconoce la integridad territorial de Georgia, pero Georgia no controla la situación ni en Abjazia ni en Osetia del Sur, y esta circunstancia, dice Zourabichvili, "no debe ser aprovechada" por los vecinos para "establecer relaciones de hecho" con los territorios secesionistas como si fueran "Estados independientes".

Georgia se queja de los barcos de turistas rusos que atracan en Abjazia, y de las obras ferroviarias rusas en este territorio. Se queja también de los rusos que compran propiedades inmobiliarias en la costa abjaza del mar Negro y del tráfico incontrolado que circula por el túnel de Rokki, bajo las montañas del Cáucaso. La lista de reproches no acaba ahí.

Los "conflictos congelados" de principios de los noventa que Tbilisi quiere desbloquear envenenan las relaciones con Moscú. Los políticos intercambian reproches subidos de tono y los actores sobre el terreno en Osetia del Sur y en el litoral de Abjazia intercambian ráfagas, apilan armas y vuelven a entrenarse militarmente. Pero hasta ahora, la situación no ha degenerado en enfrentamientos bélicos.

Sobre el telón de fondo de otros conflictos candentes, la comunidad internacional no siempre comparte el sentido de urgencia de Tbilisi. En la visita que el presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, realizó a EE UU la semana pasada, el secretario de Estado, Colin Powell, no quiso tomar partido en la disputa de Georgia con Rusia y dijo que su país seguirá intentando calmar la tensión, neutralizar las provocaciones y estimular el diálogo. En el terreno diplomático, Zourabichvili ha propuesto celebrar una conferencia internacional bajo la égida de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), durante la cual Tbilisi expondría sus planes de resolución, entre ellos un mayor papel de la OSCE y la desmilitarización de Osetia del Sur.

La ministra afirma que Georgia no quiere denunciar los acuerdos internacionales que permitieron mantener la estabilidad en las zonas de conflicto hasta que el presidente Mijaíl Saakashvili decidió restablecer la unidad del Estado. En el caso de Osetia del Sur, los observadores de la OSCE vigilan el cumplimiento de un acuerdo de 1992, que establece la presencia de fuerzas de paz rusas, georgianas y osetias, a razón de 500 hombres por cada parte. En el caso de Abjazia, cascos azules de la ONU y fuerzas de paz rusas vigilan el alto el fuego firmado por Georgia y Rusia en 1994.

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Salomé Zourabichvili.
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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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