Control antidopaje a los nadadores de Estados Unidos en Palma
El equipo olímpico de natación de Estados Unidos, que está concentrado estos días en un lujoso hotel de Palma, recibió ayer a primera hora de la mañana la visita de dos miembros de la Federación Internacional de Natación (FINA) que realizaron controles antidopaje a varios nadadores. La tranquila estancia de los norteamericanos en Mallorca, que se desarrolla entre fuertes medidas de seguridad, se vio interrumpida por la llegada sorpresa de los delegados de la federación, precisamente en el único día de entrenamientos celebrado con puertas abiertas. Rompiendo el hermetismo que mantenían desde su llegada, los estadounidenses, con Michael Phelps a la cabeza, atendieron al público y a los medios de comunicación en las piscinas de Son Hugo.
Según la directora de las instalaciones, Montserrat Ginesta, fue precisamente durante la rueda de prensa concedida por Phelps cuando se efectuaron las "pruebas de orina" a un número sin determinar de nadadores "elegidos por sorteo" y cuyos nombres no fueron desvelados.
Mientras tanto, Michael Phelps aparecía ante los medios, ajeno a lo que sucedía en los vestuarios, y reflexionaba acerca de los casos de dopaje recientemente detectados entre algunos atletas estadounidenses: "Todos estamos dispuestos a pasar este tipo de controles, los aceptamos sin ningún problema". El nadador se mostró humilde en sus aspiraciones olímpicas, pese a que opta a igualar e incluso batir el récord de siete oros logrado por su compatriota Mark Spitz en Múnich 72: "Para mí ya es un éxito ser el primer nadador que se clasifica para seis pruebas individuales. Teniendo en cuenta que estuve en Sydney y volví de vacío, mi meta inicial es regresar de Atenas con una medalla de oro", declaró humilde.
Phelps reconoció que ha decidido renunciar a participar en la modalidad de 200 metros espalda, donde tenía casi asegurada una medalla, para competir con el que será su gran rival en Atenas, el australiano Ian Thorpe, en las pruebas de estilo libre.
