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Dimite el general Lamari, artífice de la represión del terror islamista en Argelia

El más poderoso de los militares argelinos, el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Mohamed Lamari, de 65 años, ha presentado su dimisión "por motivos de salud", según indicó ayer un comunicado de la Presidencia de la República, que ostenta Abdelaziz Buteflika, de 67 años.

Para sustituirle, el jefe del Estado nombró al general Salah Ahmed Gaid, de 73 años, un militar supuestamente afín a Buteflika y hasta ayer comandante en jefe de las fuerzas terrestres.

La dimisión de Lamari había sido anticipada por los diarios argelinos a principios de julio, cuando el general no apareció durante la visita que efectuó a Argel la ministra francesa de Defensa, Michèle Alliot-Marie.

El titular argelino de Interior, Yazid Zerhuni, afirmó entonces que estaba de vacaciones hasta el 22 de julio, pero la explicación pareció poco creíble a la prensa, que la desestimó cuando, pasada esa fecha, Lamari no apareció en ningún acto público.

Lamari estaba al frente de las Fuerzas Armadas desde hace 11 años. No fue el artífice del golpe de Estado que impidió la victoria electoral, en enero de 1992, del Frente Islámico de Salvación (FIS), pero sí fue el protagonista de la represión militar contra el terrorismo islamista y la población civil que simpatizaba con esta corriente integrista. La guerra civil larvada que ha sufrido Argelia ha causado unos 150.000 muertos.

La cúpula militar argelina aupó a la presidencia a Buteflika en 1999, pero, aunque por primera vez se mantuvo neutral durante las elecciones presidenciales de abril pasado, los generales dieron la impresión de preferir al ex primer ministro Alí Benflis, rival político del presidente.

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Un nutrido grupo de generales en la reserva apoyaron abiertamente la candidatura de Benflis, mientras que fueron escasos los que se alinearon con Buteflika, que fue reelegido, el 8 de abril, con el 85% de los sufragios.

Varios periódicos argelinos aseguran que el general Lamari presentó su dimisión al presidente poco después de su aplastante reelección. En círculos diplomáticos se especula con que, a partir de ahora, Buteflika va a llevar a cabo una renovación de la cúpula castrense para reducir su autonomía ante un poder civil que ha tutelado durante muchos años.

La prensa marroquí confía, por su parte, en que la posible disminución de la influencia del Ejército argelino sobre el Ejecutivo otorgue a Buteflika un mayor margen de maniobra para hacer concesiones en el Sáhara Occidental y alcanzar un acuerdo con Rabat.

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