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Soldados estadounidenses matan en combates a 25 iraquíes

Hallado en el río Tigris el cuerpo de un extranjero decapitado

Los fieros combates desatados durante toda la noche de ayer entre el Ejército de EE UU y la resistencia iraquí dejaron al menos 25 iraquíes muertos en la ciudad de Ramadi, a unos 70 kilómetros al oeste de Bagdad, en el denominado triángulo suní. Mientras, en la capital, agentes de la policía iraquí, con apoyo de helicópteros y blindados estadounidenses, realizaron una redada en la que fueron detenidas unas 200 personas.

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Entre los detenidos se encuentran varios "árabes no iraquíes", y fue descubierto un importante arsenal de armas y municiones, según informó Sabá Jadum, portavoz del Ministerio del Interior. La jornada de ayer amaneció caliente por todo Irak, y no sólo por el sol de justicia, sino por el continuo vuelo bajo de los helicópteros estadounidenses que cooperaban en las distintas operaciones policiales y militares que se realizaron en el país y que volvieron a dejar un reguero de sangre. No por ello los extremistas se achantaron y a media tarde era hallado en las aguas del Tigris, cerca de Tikrit, el antiguo feudo de Sadam Husein, el cuerpo decapitado de un supuesto occidental. Todo apunta a que puede tratarse del rehén búlgaro cuyo compañero corrió la semana pasada la misma suerte.

"Esto que hacemos de ayudar a los estadounidenses y a los judíos no está bien", declara en un vídeo el camionero egipcio Mohamed Alí, uno de los siete secuestrados el miércoles (en principio se creyó que eran seis), junto a tres kenianos y tres indios, que corren el riesgo de ser decapitados si la empresa para la que trabajan no abandona Irak. "Quiero volver para ver a mi madre y a mis hijos", continúa con voz entrecortada Alí.

Los combates de Ramadi comenzaron al caer la noche del miércoles y se prolongaron hasta la madrugada de ayer. En un comunicado, el mando militar de EE UU reconoce que 14 de sus hombres, 13 marines y un soldado, resultaron heridos, aunque ninguno de gravedad. El enfrentamiento comenzó, según el comunicado, después de que fuese atacado un convoy de marines tras explotar a su paso una bomba colocada en la carretera. Añade que en un principio unos 10 insurgentes atacaron al convoy, pero que posteriormente se agudizaron los choques armados, en los que participaron un número indeterminado de iraquíes. Al menos 25 rebeldes fueron detenidos.

El temor a la dureza de los enfrentamientos llevó a los propietarios de los pequeños comercios de la ciudad a cerrar sus puertas, pero a media tarde de ayer la situación en Ramadi era de "relativa calma", según informó un portavoz de los marines, que dijo que ese cuerpo de élite militar norteamericano sigue operando en la ciudad desde las bases que tiene en el interior de la misma desde principios de año.

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En Bagdad, el grueso de la operación policial se llevó a cabo en los alrededores y en la misma calle Haifa, que ya ha sido escenario de otro duro enfrentamiento a primeros de mes. Fuentes hospitalarias indicaron que dos iraquíes fueron ingresados heridos. Un policía declaró a la agencia France Presse que buena parte de los "árabes no iraquíes" detenidos son sirios, pero no existe ninguna otra confirmación al respecto.

El primer ministro, Ayad Alaui, advirtió la semana pasada a Siria y a Irán que dejaran de mediar en los asuntos internos de Irak y sellaran las fronteras comunes para impedir la entrada de extremistas que quieren inflamar la resistencia iraquí.

Poco después de finalizar la espectacular operación en la que participaron varios cientos de agentes y soldados a bordo de coches policiales iraquíes y blindados y helicópteros estadounidenses, dos niñas murieron y tres personas resultaron heridas por la explosión de una bomba al paso de una patrulla mixta de la policía y el Ejército norteamericano, que impactó en el minibús en que se desplazaban las víctimas, de 9 y 11 años.

Secuestrados

Kenia, que no tiene soldados entre los 160.000 que integran la coalición, ha pedido a todos sus ciudadanos que abandonen Irak. Egipto, por su parte, ha llegado a un acuerdo con Irak para colaborar en las tareas de la formación de policías, ya que comparte con Ayad Alaui la idea de que es urgente el restablecimiento de una policía y un Ejército fuertes para poner freno a la insurgencia y sobre todo a esta oleada de secuestros de extranjeros instigada por extremistas islamistas cercanos a Al Qaeda. El grupo que tiene a siete camioneros ha amenazado con decapitarles uno por uno cada 72 horas. si no se cumplen sus exigencias. "Aconsejo a todo el mundo que no venga a Irak. No tratéis de ayudar a los americanos porque no está bien", afirma Fayez Jamis, uno de los tres chóferes kenianos retenido.

Un niño pasea por una calle de Ramadi tras los combates entre la resistencia iraquí y el Ejército de EE UU.
Un niño pasea por una calle de Ramadi tras los combates entre la resistencia iraquí y el Ejército de EE UU.EFE

Un año después

Ayer se cumplió un año desde que los hijos del ex dictador iraquí, Uday y Qusay, murieran abrasados y acribillados a balazos, después de que el primo que les había dado cobijo les delatase a las fuerzas de ocupación, que montaron una operación con numerosos efectivos terrestres y aéreos alrededor de la casa hasta dejarlo todo reducido a cenizas, incluidos los ocupantes de la casa que resistieron a tiro limpio cuanto pudieron. Desde entonces, nada se ha sabido de los delatores que supuestamente cobraron 20 millones de dólares (16,3 millones de euros), diez por cada hermano. Poco se sabe también del delator de Sadam Husein, quien, según la BBC, no cobró su recompensa porque los estadounidenses dijeron que "no había sido una delación voluntaria".

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