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LA INVESTIGACIÓN DEL 11-M | La comisión parlamentaria

Dos mandos policiales dijeron a Garzón el 11-M que las pistas apuntaban a Al Qaeda

El juez revela sus conversaciones con el comisario de Información y el 'número dos' de la policía

Miguel González

"¿Quién creéis que ha sido?". "Estamos al 50-50". "Pero ¿apuntando hacia el norte [ETA] o hacia el sur [Al Qaeda]?". "Hacia el sur". "Eso me cuadra más". Éste fue aproximadamente el diálogo que, según reveló ayer ante la comisión de investigación del Congreso, mantuvo el juez Baltasar Garzón con el entonces subdirector operativo de la policía, Pedro Díaz-Pintado, el 11-M por la noche. "No tengo ninguna prueba, pero esto empieza a inclinarse hacia el terrorismo islamista", le ratificó el comisario general de Información, Jesús de la Morena, antes de que concluyese la dramática jornada.

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La declaración de Garzón en el Congreso no tuvo un arranque prometedor. El magistrado comenzó leyendo un acuerdo del Consejo General del Poder Judicial que le prohibía revelar cualquier dato del que tuviera conocimiento en razón de su cargo, por haberlo investigado su juzgado o cualquier otro de la Audiencia Nacional. Muy pronto se comprobó, sin embargo, que incluso cuando no ejerce de juez titular, como el 11 de marzo, Garzón se las arregla para estar en el lugar y el momento adecuado para obtener la máxima información.

Según su relato, se enteró del atentado a través de la emisora de la policía, cuando circulaba con su vehículo oficial. Inmediatamente se dirigió a la estación de Atocha, pero no pudo cruzar el cordón de seguridad. Pasó unos minutos en el cercano Ministerio de Agricultura, donde se encontró con varios magistrados y fiscales que habían acudido espontáneamente para apoyar al juez de guardia, Juan del Olmo.

Garzón regresó a la estación y allí pudo contemplar un espectáculo dantesco, "probablemente el más impactante que haya visto" en sus 16 años de carrera judicial. Hacia las 12.15, se encontró con un policía experto en explosivos, al que conocía de atentados anteriores, quien le transmitió su impresión de que el explosivo utilizado podía ser Titadyne.

No fue este agente el único que le mencionó el explosivo habitual de ETA. Tras acercarse a pie a la calle Téllez, donde reventó otro de los trenes, Garzón se dirigió a la estación del Pozo, tercer escenario de la masacre. Llegó allí hacia las 13.15.

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A los pocos minutos, recibió una llamada del subdirector operativo de la policía, Pedro Díaz-Pintado, con quien había hablado brevemente poco antes de las 12, cuando éste se disponía a entrar a una reunión en el Ministerio del Interior. "Me dijo", explicó ayer Garzón, "que el explosivo parecía ser Titadyne".

Igual que al comisario De la Morena, el dato de que el explosivo era el habitual de ETA le hizo cambiar de opinión. "Hasta entonces", explicó, "creía firmemente que era obra del terrorismo islamista, por su envergadura, su carácter indiscriminado, la falta de aviso previo o el alto número de participantes".

El magistrado indicó que su conversación con Díaz-Pintado se produjo antes de las 13.25, pues a esa hora un inspector presente en la estación del Pozo le comunicó el hallazgo en Alcalá de Henares de una furgoneta. Le explicó que no contenía una bomba trampa, ni tenía la matrícula doblada y que había sido sustraída en Madrid unos días antes, lo que tampoco encajaba con ETA.

No obstante, el juez matizó ayer que su cambio de opinión fue "transitorio". Cuando, a las 20.20, escuchó al ministro del Interior, Ángel Acebes, contar que en la furgoneta había una cinta de casete con versos coránicos se despejaron todas sus dudas.

Entre las 10 y las 11 de la noche habló con Jesús de la Morena y Pedro Díaz-Pintado. El primero le explicó que el vehículo había sido inspeccionado a las 15.30 y que el ministro había sido informado del resultado a las 18.30. Le confirmó que las pistas apuntaban ya al terrorismo islámista. De manera más críptica, también el segundo le confesó que las sospechas iban "hacia el sur".

Díaz-Pintado, que compareció ante la comisión de investigación el pasado día 8, eludió en el Congreso revelar cuál era la línea prioritaria de investigación. De la Morena, que compareció un día antes, admitió que "la prioridad o exclusividad de ETA duró muy pocas horas", pero situó en la tarde del día 12 el momento en que la autoría islamista empezó a barajarse con "bastante seriedad".

A preguntas de los diputados, Garzón elogió el "impresionante esfuerzo realizado por los escasos funcionarios" policiales que se dedicaban a investigar el terrorismo integrista antes del 11-M. Aunque no quiso pronunciarse sobre si hubo imprevisión ante este fenómeno, indicó que "la prioridad era ETA, de eso no cabe la menor duda", y que "los medios [tanto el número de agentes como de traductores] no eran bastantes, eso es un dato objetivo".

Garzón afirmó que, antes del 11-M, "había indicios, toques de alarma, que indicaban que algo así podía ocurrir", aunque matizó que se trataba de informes de inteligencia, no de pruebas concretas. "La participación activa de España [en el conflicto de Irak]", agregó, "obviamente era un elemento de agravación objetiva del riesgo" de atentados islamistas. "No era la causa, pero sí una concausa. Evidentemente, eso ha influido", agregó.

El juez consideró "metafísicamente imposible" la colaboración entre ETA y Al Qaeda y abogó por una nueva regulación de las intervenciones telefónicas pues la actual resulta ineficaz frente a este tipo de terroristas, que pueden interrumpir todo contacto durante meses.

El juez Baltasar Garzón, durante su comparecencia en la comisión.
El juez Baltasar Garzón, durante su comparecencia en la comisión.GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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