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Bremer promulgó un centenar de decretos antes de traspasar el poder a los iraquíes

El procónsul estadounidense aprobó una ley electoral para vetar a los candidatos con milicias

Ángeles Espinosa

Deseoso de marcar la diferencia con los ocupantes, el Gobierno de Ayad Alaui ha llenado las calles de policías, incluidos los de tráfico que semanas atrás daban la impresión de desaparecer de los cruces al primer atasco. Ayer, libreta de multas en mano, ejercían de tres en tres dispuestos a poner en orden la imagen de caos que acompaña a Irak desde el final de la guerra. Pasquines pegados en las farolas advierten de multas de 30.000 dinares para quienes conduzcan en dirección contraria o no lleven matrícula. Las normas son parte del centenar de decretos promulgados por Paul Bremer y que van a modelar en gran medida el Irak de los próximos meses.

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Uno de los ejemplos de la influencia que los decretos van a tener en el futuro inmediato de Irak es la ley electoral (Orden 97 de 15 de junio de 2004). En ella se excluye a algunos candidatos, entre ellos a los que pertenecen a partidos políticos vinculados con milicias armadas. Y es que las leyes de la ahora disuelta Autoridad Provisional de la Coalición (CPA) permanecen en efecto a pesar de haberse puesto fin formal a la ocupación.

"Antes de abandonar el país, Bremer se ha asegurado de la extensión de su validez hasta la elección del Gobierno provisional en enero de 2005", señala un diplomático occidental. Cierto que según uno de los últimos decretos del administrador norteamericano, el Gobierno transitorio puede anular o revisar, "pero sólo tras un laborioso proceso", apunta la fuente. Se requiere el visto bueno de dos tercios de la Asamblea Nacional transitoria, que debe ser designada por una Gran Asamblea de notables aún pendiente de convocatoria.

Bremer ha dictado 112 regulaciones y órdenes durante el año que ha pasado al frente de la gestión civil de Irak. Las regulaciones fueron los instrumentos que definieron las instituciones y responsabilidades de la CPA, y las órdenes, las directivas de cumplimiento obligatorio por los iraquíes y con consecuencias penales, incluidos los cambios en las leyes locales. El administrador norteamericano firmó memorandos (para desarrollar órdenes y regulaciones) y avisos públicos (para comunicar sus intenciones al público).

Entre las normas se encuentran desde el recordatorio de que la ley iraquí prohíbe los cristales tintados en los vehículos (aviso del 27 de junio de 2003) hasta la libertad de asociación (Orden 19 de 10 de julio de 2003) o la liberalización del comercio (Orden 12 de 26 de febrero de 2004). Otras crean ministerios y cuerpos policiales, establecen medidas para asegurar la independencia del Banco Central (Orden 18 de 7 de julio de 2003) u ofrecen "protección e incentivos justos para los delatores" (Orden 59 de 1 de junio de 2004).

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Pero junto a asuntos prácticos como el tráfico o cuestiones técnicas como las relativas al personal diplomático, hay otras medidas más polémicas. La revisión del Código Penal (Orden 7 del 10 de junio de 2003) suspendió la pena de muerte, una decisión bastante criticada en Irak, donde muchos esperan que se aplique ese castigo a Sadam Husein. Ayer, en la primera reunión del Gobierno transitorio se consideró su restablecimiento bajo el estado de excepción.

Como muestra del interés de Bremer por dejar las cosas atadas y bien atadas, los observadores señalan su ímpetu regulador de las últimas semanas. De las 100 órdenes y 12 regulaciones promulgadas, 17 y 7, respectivamente, lo han sido en junio, cuando se había designado al nuevo Gobierno. Algunas, el lunes, día en que se produjo el traspaso de soberanía, según consta en la página web de la CPA. Ese mismo sitio de Internet anuncia que los iraquíes han alcanzado la soberanía y que a partir de ahora la información sobre Irak se facilita en la página de la nueva Embajada de EE UU en Bagdad.

Y justamente al peso de esa legación diplomática atribuyen muchos iraquíes la extensión de la Orden 17, que Bremer firmó el sábado. Ese decreto, que se refería a la inmunidad y los privilegios del personal vinculado a la Coalición, se traspone ahora a los miembros de la Fuerza Multinacional y a los contratistas civiles que trabajen para ella. Eso significa que, además de los 165.000 soldados extranjeros presentes en Irak, también los proveedores de servicios para esas tropas estarán exentos de la ley iraquí mientras desarrollen su trabajo, incluidos decenas de miles de agentes privados de seguridad armados.

Fuentes de la extinta Coalición reconocen que muchas de las normas probablemente van a ser desatendidas por los iraquíes. "Las que prohíben el trabajo infantil y el pirateo de vídeos no han llegado a aplicarse", asegura un funcionario. La que condena con un mes de cárcel la conducción sin carné también será difícil de aplicar por ahora en un país en el que la mayoría de los conductores carecen de ese documento. Además hay aspectos culturales. Ningún iraquí entiende la norma que exige que los vehículos respeten los carriles y no parece que la libreta de multas de los agentes vaya a hacerles cambiar de opinión.

Soldados del 1º de Caballería asisten al izado de la bandera iraquí en una base militar.
Soldados del 1º de Caballería asisten al izado de la bandera iraquí en una base militar.REUTERS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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