_
_
_
_
_
Tribuna:Eurocopa 2004 | Una de las mejores armas del anfitrión
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Fase erótica

Hemos entrado en la fase erótica del campeonato y no es una errata de cambio por heroica. Está claro que la organización del campeonato ha superado las mejores expectativas y que el equipo de Quinas, ¿o será Kinas? [así se llama la mascota de la Eurocopa] ha estado bien hasta los cuartos de final. Pero ahora todo se confunde más de lo normal porque, si es verdad que todos los campeonatos europeos de fútbol tienen cuartos de final, en los que pueden ocurrir disputas heroicas, ningún otro idioma, además del portugués, permite esta confusión entre la cuarta parte de una cosa y el local donde se hacen las cosas, esas cosas. Entre lo heroico y lo erótico.

Tomemos al pie de la letra la designación de cuartos de final, que en castellano traduciríamos por habitaciones finales, en francés por chambres dernières, en inglés por final rooms y en alemán por letzte Zimmer y no es difícil imaginar el conjunto de malentendidos en que estamos. Siguiendo este camino, los cuartos de final han sido palco de amaños varios, pero tuvieron una característica fuera de lo común para los nidos de amor, sean tranquilos y con aguas normales, o trepidantes con camas circulares y jacuzzi: ¡de todos ellos uno de los intervinientes ha salido defraudado en sus expectativas y el otro feliz con el resultado!

Portugal, que tanto debe a los ingleses, desde los cruzados que ayudaron al rey Afonso Henriques a conquistar Lisboa a los moros, al vino de Oporto y al descubrimiento del Algarve, no tuvo un gesto de cariño para con su viejo aliado en el cuarto de final de Luz. Peor, les puso por delante un Ricardo, llamado Corazón de León, y les abandonaron el Rossio, las terrazas y los botes de cerveza como pobres sin tierra. Los griegos, que deben a los franceses la explicación de sus filósofos, se han despedido de sus contrincantes con la misma falta de ceremonia con que un seductor abandona a su amante dormida. Y, en verdad, el equipo francés anduvo dormido durante todo el partido.

Entre los suecos y los holandeses las cosas empezaron con entusiasmo, pero sin dramas personales, pues son gente seria, trabajadora, que ha venido sólo para jugar el fútbol. Para quienes los cuartos de final han sido apenas el lugar para recuperar fuerzas de más de un día de trabajo. Incluso me han dicho que los nórdicos no hacen el amor en la cama, que la valoran como un equipamiento doméstico como cualquier otro. Los checos son una gran máquina de placer jugando al fútbol mientras los rivales daneses han colaborado como han podido.

Estaban entonces los países sobrantes de la fase inicial -los preliminares- entretenidos en los cuartos de final cuando salió la noticia de que el primer ministro de Portugal se marcha para presidente de la Comisión Europea y que el alcalde de Lisboa sube a primer ministro de Portugal. Me temo que después de esas grandes noticias, para Portugal y Europa, ya no sobran en el viejo continente energía y disposición para más ardores, ¡que el momento mágico ha pasado!

Por mucho que queramos separar la política del fútbol, estas noticias, cerrando los cuartos de final, tendrán forzosamente consecuencias en las medias finales. No sé con qué ánimo los portugueses y los holandeses, los griegos y los checos, las van a jugar ni cómo se las quitarán. Temo sinceramente que las medias finales sean un fracaso, un acto fallido. El problema es una vez más la lengua portuguesa. Es que medias finales, los últimos calcetines, les dernières chaussetes, the last stocks, lezte Strümphe, recuerdan una película erótico-policial con episodios de sadomasoquismo, estrangulamientos, mordazas y castigos humillantes, ¡y en medio de esto nos ha venido a perturbar con Europa el Gobierno del país y la alcaldía de Lisboa!

Claro que tenemos una disculpa para lo que salga mal. ¿Pero por qué en estos momentos, cuando me gustaba el fútbol que jugaba la selección nacional?

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_