_
_
_
_
_
LA PIZARRA | Eurocopa 2004 | Portugal-España: los favoritos, en la cuerda floja
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Rivales conocidos, sistemas idénticos

El choque mide a dos equipos con sistemas muy parecidos, por no decir idénticos, en los que la diferencia fundamental la ponen las distintas características de los jugadores. Se enfrentarán también futbolistas que se conocen mucho porque juegan y han jugado en los mismos equipos, como es el caso de Figo con sus compañeros del Madrid o de Andrade y Pauleta con los del Deportivo. Al margen de esos casos individuales, hay un conocimiento general muy grande entre los dos equipos que proviene también de los duelos entre sus clubes, como los de esta misma temporada del Madrid y el Depor contra el Oporto.

- Los sistemas. Ambos parten de un 1-4-2-3-1. Sus cuatro defensas marcan en zona y se adelantan desde el área para acortar la distancia con la línea del mediocampo y provocar de forma recurrente el fuera de juego. Los dos parten de un medio de contención: Costinha, en Portugal, y Albelda, en España. Su función es guardar la espalda de los centrocampistas y salir al corte del adversario antes de que pueda encarar a la defensa. A partir de ahí se despliegan los hombres que generan el fútbol y que pueden decidir en función de la posesión de la pelota, de los apoyos y del grado de atrevimiento de cada uno. Las pausas y los controles del juego en esa zona pueden resultar decisivos.

Más información
El gran desafío de España
Una cita para futbolistas de verdad

- La movilidad de Deco. España tendrá que tener mucho cuidado con el jugador del Oporto, que es muy versátil y ocupa amplias zonas del campo. Suele bajar a posiciones más cómodas para evitar el marcaje de su par, que en este caso puede ser Albelda. Eso lo aprovecha Maniche para sorprender desde atrás por el centro del área adversaria, cerca de Pauleta, el delantero. Ya se le vio frente a Rusia: Deco baja y se abre a la derecha o la izquierda y el que se agrega es Maniche. La llegada de los hombres de la segunda línea fue lo que dio los goles a Portugal ante los rusos, uno del propio Maniche y otro de Rui Costa, jugadores teóricamente más retrasados.

- Las bandas. Una vez más, España necesitará abrir el juego. Si desborda y afina en el centro, Joaquín puede superar a Nuno Valente, jugador fuerte en el choque, pero algo rígido de cintura y con dificultades para controlar a futbolistas como el del Betis. En la otra banda, Vicente debe aprovechar las alegrías ofensivas de Miguel. Si en vez de Miguel jugase Paulo Ferreira, titular en el primer partido, Portugal ganaría rigor defensivo. Ferreira fija más la posición atrás que Miguel. También serán importantes para España los desdoblamientos de los laterales. De una acción así de Panucci nació el gol de Italia contra Suecia. Portugal tiene centrales rápidos y fuertes en el aspecto físico, pero con hombres como Torres se les puede crear problemas y hacerles sufrir encarándoles en el regate.

- La atención. Es fundamental que la defensa actúe con serenidad, atenta a no cometer errores y que procure que los hombres del mediocampo tengan el balón porque en ellos debe descansar el peso del partido. No se pueden permitir desatenciones defensivas y hay que jugar muy concentrados, empezando por Casillas y todo el entramado de atrás. Al perder el balón, el repliegue tiene que ser muy rápido.

- Superar la presión ambiental. Los dos equipos salen necesitados y el público siempre ayuda a que los jugadores se sientan más o menos protegidos por el calor ambiental. Será importante ver el grado de influencia que puede tener todo eso en el árbitro, Anders Fisk, y en la objetividad de sus decisiones. España tiene jugadores con experiencia y oficio, acostumbrados a grandes eventos internacionales y que saben superar este tipo de situaciones. No deben olvidar que el empate también los clasificaría, lo que puede darles cierta ventaja en el aspecto mental. Los jugadores estarán pendientes de lo que ocurra en el otro partido, entre Grecia y Rusia, pero han de tener cuidado para que eso no los desconcentre.

- Enfrentamientos individuales. El desequilibrio del partido puede decidirse por enfrentamientos entre jugadores que se conocen bien y que incluso han estado o están en el mismo equipo. Es el caso de los duelos César-Pauleta, de Figo contra Puyol y Raúl Bravo, del mismo Puyol contra su antiguo compañero Simão y de Andrade contra Torres o Morientes. El mayor o menor grado de conocimiento del rival con el que se emparejará cada uno puede contribuir decisivamente al resultado.

- La posesión. Será muy importante tener el balón y marcar el ritmo. Si España logra agruparse como hizo en Noruega en el duelo de clasificación y dar sentido al juego por las bandas y desbordando con descaro y agresividad, tendrá muchas posibilidades. España lo puede lograr.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_