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Reportaje:Eurocopa 2004 | Primera jornada del Grupo D

Schweinsteiger hace la bicicleta

El debut del medio del Bayern en una gran competición internacional levanta a los 11.000 alemanes congregados en el Dragao

Diego Torres

Hay alemanes que escapan de los preconceptos. Ahí está la bicicleta de Schweinsteiger para introducir la conjetura de que el libro de chistes germanos no es el libro más breve del mundo como dicen los holandeses. A los 18 años, el joven canterano del Bayern de Múnich hizo una demostración de que tiene futuro. Entró en la segunda parte, por Schneider, a un estadio atestado de camisetas naranjas y persiguió a Van Bronckhorst con la tenacidad de los extremos furiosos. Quiso hacer daño desde que dio el primer paso. Pidió la pelota y acaparó el juego por la banda derecha. El empate le hundió. Movió la cabeza consternado, se frotó los ojos como secándose las lágrimas y se quedó solo a un costado del campo con el rostro congestionado mientras sus compañeros intercambiaban camisetas con los orange.

"Has estado muy bien, chaval; ya habrá tiempo de que le ganes a Holanda"
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El debú de Schweinsteiger en una gran competición internacional levantó a los 11.000 alemanes congregados en el estadio Dragão. La mayoría, holandesa, más de 23.000 aficionados, no lo intimidó. El chico pidió la pelota y procuró tirar de todo su repertorio personal, una suerte de regates eléctricos, algo inocuos, pero demostrativos de que estamos ante un alemán peculiar. ¿Cuándo fue la última vez que un jugador de la Mannschaft se atrevió a tirar un amague? ¿Y dos? ¿Y cuatro en una misma jugada? Con la camiseta por fuera del pantalón y unas botas con un diseño extravagante, de una marca distinta de Adidas, como para llevar la contraria a la selección que abandera a la marca de Nuremberg, el muchacho es un provocador intuitivo.

Sus botas son blancas y tienen un dibujo que propicia la ilusión de tacones de mujer. Un fenómeno óptico. ¿Ronaldinho? No, Shweinstaiger. Rubio con una cresta albina, barroco y nervioso, tiene todo el derecho a heredar a Luis de Baviera.

Schweinsteiger, el muchacho con cara de león, de piel roja, los vasos sanguíneos transparentándose, es una nueva especie de futbolista-esquiador nacido en plenos Alpes. Su descaro temerario le ha valido el aprecio de Beckenbauer, que le protege por encima del resto. Suele jugar como interior, pero ayer se movió como extremo por la derecha y como segunda punta. Provocó a sus oponentes, disparó con la derecha, estuvo a punto de marcar con la zurda tras un saque largo de Kahn y también lanzó los córners. Por un momento, eclipsó a Ballack.

Cuando el árbitro pitó el final del partido se le vio hundido. Se notaba a la legua que habría querido convertirse en el héroe de la noche. Wörns, Kahn y Podolski, su compañero de camada, acudieron a consolarle pasándole la mano por encima del hombro, como diciéndole: "Has estado muy bien, chaval; ya habrá tiempo de que ganes a Holanda".

Su seleccionador, Rudi Völler, tampoco daba saltos de contento a la conclusión del encuentro. El técnico alemán confesó que el resultado, tal y como había discurrido el encuentro, "fue un poco decepcionante": "Sobre todo, porque dominamos el partido y pudimos haber ampliado la ventaja que logramos, sumar algún tanto más y cerrar el encuentro". E insistió en el sabor "amargo" que le dejaba el marcador, aunque también resaltó: "Podemos vivir con este resultado. En realidad, hay que ver que no perdimos nada, aunque es cierto que tampoco ganamos nada". Mucho más contundente se mostró el centrocampista Hamann, que tachó el tanteador de "injusto" y consideró que su equipo debía haber "ganado". "Tuvimos a Holanda donde queríamos y luego ellos empataron por arte de magia", insistió. Una apreciación con la que coincidió Völler: "El gol de Van Nistelrooy salió de la nada, de una jugada aislada". "Mala suerte", reforzó Hamann.

Precisamente, el goleador que se sacó un remate acrobático a falta de diez minutos "de la nada", Van Nistelrooy, precisó que su selección "salvó un punto" y recalcó rotundo: "Una derrota habría sido desastrosa". El ariete del Manchester United también se refirió a la tradicional rocosidad germana: "Cuando juegas contra ellos sabes que el partido va a ser muy duro y que cuando tratas de remontar no vas a contar con muchas ocasiones de gol". Para Van Nistelrooy, la clave estuvo en "no perder nunca la esperanza y luchar sin desmayo hasta el final". Para su técnico, Dick Advocaat, su equipo no pudo "hacerlo mejor", a causa de que "los alemanes estaban muy bien organizados".

El portero de Alemania, Kahn, que ayer cumplía 35 años, lamentó que su equipo no pudiera "mantener el nivel de los primeros 45 minutos durante todo el choque". Debido a ese bajón de forma, "los holandeses empezaron a llegar mucho más a puerta y así era muy probable que lograran empatar". Sobre el tanto que recibió, Kahn observó que había sido precedido de "una pérdida del balón innecesaria", aunque elogió la definición de Van Nistelrooy calificándola de "perfecta".

Kahn no duda en agarrar a Van der Vaart del calzón para obstaculizarle.
Kahn no duda en agarrar a Van der Vaart del calzón para obstaculizarle.REUTERS
Cocu, en una jugada frente Schneider.
Cocu, en una jugada frente Schneider.AP

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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