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Reportaje:

Demasiado tributo político

El Ayuntamiento de Barbate lleva casi 15 años marcado por las irregularidades o excentricidades de sus dirigentes

La inestabilidad persigue a Barbate (Cádiz, 22.000 habitantes). A la crisis económica de la pesca y a la dramática realidad social derivada del narcotráfico se ha unido una gestión marcada desde hace dos décadas por irregularidades.

El alcalde, Juan Manuel de Jesús, del PP, rompió hace una semana el pacto de gobierno con los ediles independientes del Partido Barbateños Unidos (PBU) tras numerosos escándalos protagonizados por sus ex socios municipales.

Pero este caso es el último. En enero de 1990, el alcalde socialista Serafín Núñez confesó que Juan Guerra, hermano del entonces vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, había actuado de intermediario en una operación inmobiliaria, conocida como Puerto de la Plata, que dio origen al caso Guerra. Desde entonces, la historia política de Barbate vive continuos sobresaltos.

Sobre Núñez cayeron dos sentencias judiciales que cuestionaron su gestión. El Supremo le inhabilitó en 1998 por el caso Puerto de la Plata para el desempeño de cargo público. Años antes, el PSOE lo expulsó, pero Núñez repitió como alcalde por Independientes Barbateños. Casi al mismo tiempo, el TSJA declaró ilegal el plan urbanístico del complejo de Montenmedio, cuyos propietarios siguen dirimiendo litigios judiciales una década después.

La llegada del PP al poder en 2000 no trae la estabilidad. La proliferación de partidos independientes provoca una atomización del voto que obliga a los populares a pactar en el anterior mandato con Adelma, una agrupación liderada por el promotor inmobiliario y capitán del ejército Jesús López, uno de los impulsores del proyecto Puerto de la Plata. Así, los populares comenzaban a gobernar en Barbate con López, a quien concedieron la concejalía de Urbanismo. En una entrevista, reconoció que estaba en política para adquirir "prestigio" a través de su gestión municipal, lo que con posterioridad, según confesó, le podría beneficiar profesionalmente. Estas declaraciones acabaron en la Fiscalía Anticorrupción, aunque De Jesús le respaldó.

Aquel pacto de gobierno, con todo, tenía los días contados. Las continuas excentricidades de López -llegó convocar a la prensa para ponerse una pistola en la sien y reclamar así la propiedad de una vivienda militar- y los pulsos de poder que mantuvo con el primer edil y con la presidenta del PP de Cádiz, María José García Pelayo, dinamitaron aquella extraña alianza. El último año del mandato, López y De Jesús cruzaron varias querellas y denuncias judiciales. El alcalde popular apuró su primer mandato gobernando con dos tránsfugas de Adelma.

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El PP volvió a pactar a principios de este mandato con los independientes del PBU, pese a que las grandes formaciones habían llegado a un acuerdo tácito de excluir a los independientes con objetivos dudosos. Hace una semana, Jesús Marín Ariza pidió al alcalde que le permitiera contratar a otra de sus hermanas (ya había colocado a dos) en el Ayuntamiento. El primer edil se negó y el concejal independiente puso en un aprieto al PP al no asistir al pleno que aprobó los presupuestos. Marín está acusado, además, de no pagar a un vidente llamado Radhú, quien afirma que le debe unos ritos que solicitó el edil para llegar al gobierno local.

A todo esto hay que unir el escándalo que supuso el pasado verano la imputación del otro edil del PBU, Antonio Romero, por la construcción de una gasolinera en Marbella, cuando era dirigente del GIL. Romero estuvo vinculado al antiguo presidente de la ciudad autónoma de Ceuta por el GIL, Antonio San Pietro.

El PSOE ha aprovechado estos episodios para desgastar al alcalde y denunciarle judicialmente por un supuesto delito de prevaricación. Le acusan de posibles "prácticas irregulares, despilfarro, gastos exagerados y enchufismo". De Jesús ha replicado querellándose contra el portavoz socialista, Tomás Sánchez, por calumnias.

En este escenario, la campaña que ha emprendido el alcalde para mejorar la imagen del municipio pierde fuerza. "Queremos demostrar que en Barbate no sólo hay atún y chocolate", decía De Jesús en referencia a la película dirigida en esta localidad por el gaditano Pablo Carbonell.

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