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VALENCIA Y LA COPA DEL AMÉRICA
Columna
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Qué hacer con 1.600 millones

Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, debería saber que no se puede pedir 1.600 millones de euros sin un análisis previo de la relación coste/beneficio, sin estudios de impacto medioambiental y sin presupuestos detallados. No se ha quedado corta: 0,27 billones de pesetas. En términos de obra pública el presupuesto de un AVE, Madrid-Valencia ¡y eso sólo como aportación del Estado para la Copa del América!

El vicepresidente segundo Pedro Solbes, todo un experto a la hora de actuar ante el vicio de pedir, lo tuvo fácil por las carencias formales de las propuestas que Barberá presentó en Madrid. El ministro sabía, sin embargo, que el tema de Valencia es una asignatura pendiente para un Gobierno que en el poco tiempo que lleva en ejercicio ya ha mostrado olvidos sobrados y falta de sensibilidad hacia los intereses de los valencianos. Esta situación me permite proponer una hipótesis que parte de la premisa de suponer que el Estado va a invertir 1.600 millones antes de 2007; pero no sólo para la ciudad de Valencia, sino para toda la Comunidad Valenciana. Asumiendo como axioma que hay que organizar la Copa del América con la máxima dignidad posible pero sin tomar decisiones bajo presión.

Si esa cantidad se asigna a todo el territorio se podrá manejar el ocio y la reindustrialización
Barberá debería saber que no se puede pedir 1.600 millones sin un presupuesto detallado

Por si suena la flauta, me atrevo a poner sobre la mesa un plan de trabajo que nos haga creíbles y solventes ante el resto de españoles. A ver si, tras la quiebra del postzaplanismo, al menos nos damos un chute de ilusión. El plan que propongo es: a) tapar los agujeros negros que nos chupan euros y esperanzas; b) potenciar con nuestros vecinos y con el Estado los proyectos que funcionan o pueden funcionar y c) una vez convencidos de lo que es razonable, reivindicarlo con la radicalidad de un pueblo que busca su futuro.

Asumo el riesgo de mezclar alguna que otra churra con alguna merina, por lo que pido disculpas. Pero no sé exponerlo mejor.

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1.- Cosas a controlar, reducir y, en su caso, liquidar (en orden alfabético para evitar malos entendidos):

-Aeropuerto de Castellón (nunca agradeceremos lo suficiente a la ornitología que haya conseguido lo que la racionalidad no pudo evitar). Dejemos que Carlos Fabra se justifique con la Fiscalía Anticorrupción, que nuestras cajas retiren sus garantías, que la jueza devuelva a los pájaros sus nidos y sobre todo que los castellonenses se aseguren una movilidad sostenible. El resultado será un ahorro de 200 millones.

-AVE Valencia-Albacete. Acabemos con cierta dignidad lo que ahora se está ejecutando hasta Xàtiva y dejemos el tema aquí. Enterremos aquel infausto pacto de Murcia que puede acabar con un increíble: Castellón-Valencia-Albacete-Cuenca-Madrid. El ahorro estará en los 90 millones.

-Canal 9. Redimensionemos este monstruo, no solo en su calidad televisiva, y atendamos los números de Miguel Mazón. Sepan los defensores de lo público, que este objetivo no se defiende sólo con declaraciones retóricas y derechos sindicales, sino sobre todo con solvencia entre coste y servicio social. Sin desaparecer, ni privatizar, el ahorro por esta decisión puede llegar a los 300 millones.

-Ciudad de las Artes y de la Ciencias. Párense las obras ordenadamente hasta mejor ocasión. Barcelona ha tenido su Sagrada Familia al ralentí durante casi un siglo y no ha pasado nada, incluso añadirá interés y morbo a esta magnifica pieza urbana que ya tenemos los valencianos. No hay ninguna razón para que Calatrava sea mejor tratado que Gaudí. El ahorro por un parón razonable, no será menor de 150 millones.

-Generalitat: Afronte su deuda, reconsidere sus gastos y cumpla su misión en beneficio de los valencianos que les hemos elegido. Sabemos que debe más de 12.000 millones. Aquí se trata de poner orden y concierto. Desgraciadamente no sólo hay que ahorrar, también hay que poder mantener los servicios ciudadanos importantes y no reeditar lo de Argentina.

-Superpuerto de Valencia. Antes de que lleguen los barcos, habrá que saber cómo sacar las mercancías que éstos dejen en sus muelles, y que no sea con los camiones que la UE y Kioto no quieren. Además, o tenemos marina o superpuerto, pero las dos cosas son incompatibles. No es exagerado hablar de un ahorro de 400 millones, si esto se resuelve bien y se usa la complementariedad de Sagunto.

- Terra Mítica. Liberemos a la Generalitat de estos lodos, dejemos el asunto en manos de los profesionales de las cajas, que de suspensiones de pagos saben más. Ésta es una aventura que hemos de acabar cuanto antes, evitándonos los gastos no precisos, y que ya empiezan a llegar a los 200 millones.

2.- Cosas a potenciar y factibles con esfuerzos razonables: (de nuevo en orden alfabético, por supuesto)

-Acceso ferroviario a Europa para nuestras mercancías. El corredor mediterráneo es nuestro hilo umbilical con Europa y con nuestro futuro, y se llama ancho europeo, no AVE. En los planes de la UE está conectar Figueres con la red europea con este ancho, desde Tarragona y Barcelona se trabaja en ello. Es posible y necesario llegar hasta Perafort, la nueva frontera ferroviaria que se está gestando a unos pocos kilómetros de Tarragona. Con una buena gestión de la compatibilidad de ancho viario, aprovechando el actual Oropesa-Cambrils no es muy costoso bajar este ancho europeo desde Tarragona, hasta Castellón, Valencia, Alicante e incluso Murcia. Hablemos seriamente con Cataluña de la movilidad de mercancías en la Eurorregión de Maragall, de su coste y de nuestros intereses.

-Castellón debe percibir Manises como su aeropuerto y buena parte de la Comunidad Valenciana, El Prat como su aeropuerto de larga distancia, ya que está al sur de Barcelona y en esta dirección deben mirar los catalanes, no sólo en cuestiones lingüísticas. Deben enterarse de una vez que los franceses no van a poner TGV al sur de Montpellier. No hay posibilidad de conexión ferroviaria para pasajeros con Francia, pero sí para mercancías. Por ello, colaboremos en un tren competitivo que llegue a las puertas de embarque de larga distancia de El Prat. Les aseguro que para este punto y el anterior con 500 millones de euros se harían milagros y dejaríamos de ser radiales para el bien de todos los españoles.

-Copa del América. Después del mea culpa entonado en Madrid, reconociendo que Ayuntamiento y Generalitat se lanzaron a la piscina con la aviesa intención de hacer frente sólo a la parte que les correspondía de los 90 millones del canon, endosándole el resto al Estado, se pone difícil cumplir con lo pactado. Habrá que exigir un esfuerzo, ya que el prestigio de una ciudad se pierde fácil y recuperarlo supone grandes penalidades. Dos condiciones son básicas: que lo que se gaste sea compatible con el futuro del eje portuario Valencia-Sagunto y que lo que se reclasifique sea respetuoso y razonable. Si el futuro del puerto de Valencia no pasa por la Copa del América, asumámoslo y pongamos prioridades. En lo de la regata estrictamente no deberíamos pasar de los 350 millones y bienvenida sea la Sociedad Estatal; pero por favor, no más retrasos ni más zancadillas entre políticos.

-Madrid-Valencia, una Línea de Alta Velocidad apañadita y recta, por Cuenca (afortunadamente nos basta el requisito de la UE, 250 Km./h, ya que son sólo 350 kilómetros los que nos separan de Madrid, sin necesitar las muy caras vías que soporten los 300 Km/h. que los catalanes acaban de descubrir que no tienen). Si esta obra permite bajar de las dos horas con Madrid y un poco más desde Alicante, la costa valenciana se abre de par en par a los madrileños y de paso aprovechamos lo que Álvarez Cascos ha dejado en marcha hasta Xàtiva, que además no viene nada mal para el Valencia-Alicante. Aquí con 400 millones euros se podría hacer todo lo que corresponde a la Comunidad Valenciana.

-Transversalidad y radialidad. Somos el puente entre Madrid y las Baleares, con el eje mediterráneo ortogonal a él, de arriba a abajo de nuestra geografía. Todavía se puede pensar en un desarrollo turístico de calidad y una movilidad sostenible. Apostemos por la intermodalidad marítimo ferroviaria. Con 150 millones, ello empieza a ser posible y rentable.

Si suman, verán que si en los próximos tres años los 1.600 millones que se reclaman sólo para la ciudad de Valencia, se asignan a la Comunidad Valenciana en su conjunto, nos ponemos en una órbita de futuro. Ello permitirá afrontar los problemas de reindustrialización y poder manejar adecuadamente el ocio y el negocio.

Conclusión: Ponerse a trabajar, superar la visión urbana mirando al resto de la Comunidad Valenciana y reivindicar con tanta radicalidad como seriedad los proyectos.

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