La gran sonrisa de la Casamance Palmeras y baobabs en la región tropical del sur de Senegal
Viajar por carretera desde Dakar, la capital de Senegal, hasta la región de la Casamance requiere tiempo, sudor y paciencia, tres elementos que resultan casi inevitables en África si uno desea llegar a uno de esos lugares maravillosos que resisten aún el paso del tiempo, de las modas y del turismo de masas. El viaje es largo y pesado, sobre todo cuando se tiene que atravesar Gambia -ese pequeño país que se adentra como una estrecha lengua desde el océano Atlántico hasta el interior de Senegal- y viajar en un ferry de genuino sabor africano (léase overbooking). Pero cuando uno llega por fin a la Casamance intuye que ha llegado a uno de esos enclaves donde aún tiene vigencia la palabra paraíso.
Uno aprende con el tiempo que, más allá de las líneas rectas dibujadas por los cartógrafos coloniales, las auténticas fronteras, en África, las marcan los ríos. Ríos grandes y caudalosos, como el Gambia o el Casamance, capaces de desbordarse cada año y de convocar a su alrededor una multitud que convierte los lugares de paso en coloridos mercados improvisados. El ferry para cruzar el río Gambia, junto con las desastrosas carreteras y los numerosos (y a menudo corruptos) controles policiales del país, ejercen como una especie de ritual iniciático antes de llegar al destino. Una vez que se deja atrás Gambia -país y río-, se abre un paisaje árido en el que la contundencia escultural de los baobabs va cediendo el protagonismo poco a poco a las palmeras y a la vegetación exuberante; a un paisaje, en definitiva, suavizado por la flora y la luz del Trópico.
Al cruzar el segundo gran río, el Casamance, surge casi de inmediato la capital de la región, Ziguinchor, con un encanto entre africano y colonial, un animado mercado y una abundante presencia militar que recuerda que hace tan sólo unos años la guerrilla independentista aún actuaba en la región. Poco después, a medida que uno se adentra en la zona más fértil de Senegal, el entorno se va suavizando hasta desembocar en una sucesión de campos de arroz, bosques de palmeras, árboles inmensos y poblados con gente encantadora.
Oussouye, en el corazón de la Casamance, es un buen final de etapa en el que puede apreciarse la calma de unos pueblos, rodeados de bosques sagrados, en los que los animales andan sueltos por sus calles de arena y en los que la hospitalidad y la sonrisa son casi omnipresentes. La mayoría de la población de la Casamance es diolá y de religión animista, lo que se traduce en una abundante presencia de fetiches, especialmente visibles cuando uno se aleja de la carretera para pasear por las sendas que comunican los poblados.
Cap Skirring, junto al mar, dispone de aeropuerto y es la población más turística. Su centro se ha convertido en pocos años en una calle sin asfaltar, a medio camino entre un poblado del Oeste y un parque temático, con numerosas tiendas, restaurantes y turistas. La larga playa de arena, una de las mejores de África, sigue ejerciendo como principal reclamo de Cap Skirring, donde se dan la mano la actividad tradicional de la pesca con los hoteles de turistas de la primera línea de mar. El toque exótico necesario lo aportan las palmeras y algún que otro baobab que parece añorar las áridas tierras del norte senegalés.
Bailes frenéticos
Vale la pena alejarse del centro de Cap Skirring para perderse por las callejuelas del pueblo o para ir a alguno de los poblados de alrededor, como Diembering, donde los niños y la música son los protagonistas. Ellos suelen saludar al viajero con un kasumai festivo que significa, en diolá, "la paz sea con vosotros". La música, con mucha percusión y un inequívoco sabor jamaicano, convoca a las gentes en las plazas de unos pueblos donde abundan los rastas rendidos a Bob Marley y los alternativos. El baile es frenético, vivido al máximo, con unos movimientos que amenazan con descoyuntar a quienes los practican. No en vano a esta región costera se la conoce como la Pequeña Jamaica.
Uno de los aspectos más interesantes del río Casamance es el dédalo de pequeñas islas que surgen en su amplia desembocadura. Vale la pena alquilar una de las lanchas de colores que abundan alrededor de Cap Skirring para perderse por los canales que se abren entre las islas, donde sólo las palmeras, los baobabs y las cabañas de los pescadores alteran el perfil plano de las plantaciones de arroz. En ellas es posible descubrir de nuevo la visión del paraíso, con sus largas playas, sus aguas agradables y su ambiente tranquilo y reposado. En la isla más grande, la de Carabane, hay varios hotelitos con un encanto evidente, y un viejo cementerio colonial, invadido por la arena y la desidia.
En las islas no es difícil gozar de un buen pescado a la brasa o de unas ostras de manglar que surgen por todas partes, como un regalo de los dioses. Si el festín incluye además un cobertizo en la playa, con vistas a un mar azul y tranquilo, la dicha puede ser completa. Después de comer, es casi obligatorio un paseo, aunque sólo sea para contemplar la sonrisa enorme de los niños que suelen comer el fruto del baobab (el pan de mono); la elegante silueta de las mujeres, con sus vistosas ropas de colores, o para admirar esos poblados mínimos que casi siempre surgen alrededor de un gran baobab, el árbol sagrado que esparce su beneficiosa influencia sobre una población deseosa de vivir en paz.
GUÍA PRÁCTICA
Datos básicos
- Población: Senegal tiene 9,2 millones de habitantes; Ziguinchor, unos 130.000. Vacunación: malaria. Moneda: franco CFA (un euro equivale a 650 francos). Prefijo telefónico: 00 221.
Cómo ir
- Iberia (www.iberia.com; 902 400 500), vuelo directo a Dakar; desde Madrid, ida y vuelta, hasta el 14 de junio, desde 538 euros con tasas.
- Air France (www.airfrance.es; 901 11 22 66), a Dakar, vía París, hasta el 14 de julio, de Madrid, 502 más tasas.
- De Dakar, vuelos diarios a Ziguinchor y dos vuelos semanales a Cap Skirring.
Dormir
- EN OUSSOUYE. Campement Emanaye (993 10 04). Muy agradable. Unos seis euros por persona y noche.
- EN CAP SKIRRING. Le Mussuwam (993 51 84). En la playa. 20 por persona.
- EN CARABANE. Hotel Carabane (991 27 81). En una antigua misión, frente al mar. Unos 24 por persona y noche.
Información
- www.casamance.net.
- www.au-senegal.com.
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