Fangoria cierra su primera trilogía con 'Arquitectura efímera', todo un catálogo pop
Hoy sale a la venta el nuevo disco del dúo formado por Alaska y Nacho Canut
Una exuberante imagen de Alaska, de escote generoso e intimidatorio, acompañada de un serio y elegantemente encorbatado Nacho Canut, sirven de portada de Arquitectura efímera, el nuevo disco de Fangoria que sale a la venta hoy. Con él se cierra la trilogía iniciada con Una temporada en el infierno y continuada con Naturaleza muerta. El dúo aparece amenazante, como Godzilla sobre los tejados de una ciudad de noche. Sin embargo, es todo un catálogo de arte pop, algo con lo que los dos componentes de Fangoria se han sentido siempre comprometidos.
Hay amabilidad en los contenidos musicales de Arquitectura efímera, a pesar de la portada apabullante, y un tufillo casi cínico en las letras, que apenas recurre al amor -término que ni a Alaska ni a Canut les gusta y usan poco- en el sentido convencional. Además, una necesidad de declararse decididamente contrarios a eso "tan duro", dicen, de tener razón.
Así lo manifiestan por ejemplo en Retorciendo palabras, la canción que atrona estos días en las emisoras comerciales y que esta semana ocupa la primera posición en la lista de sencillos más vendidos, dando fe de que estos dos enérgicos supervivientes de la movida todavía cuentan con mucho predicamento entre sus públicos.
"Por creerse dueños de tener la razón, se hacen muchas tonterías", dicen ambos casi a la vez. "Alejandro Magno quiso invadir a los persas porque creía que no eran civilizados", pone como ejemplo Canut, aunque Alaska intenta matizarle: "No hace falta irse tan lejos ni fijarse en que por el afán de sentirse en posesión de la razón se invadan países", dice.
Luego recurre a sus encontronazos contra la intolerancia. "Mi padre, el gran republicano, era luego un dictador que se creía que sólo él tenía razón y había que hacer todo lo que dijera. Mi madre, en cambio, que era la que aparentemente no tenía discurso, ni opinión, que era supuestamente burguesa y nada comprometida, era luego la más libre de todos y la que dejaba que todo el mundo hiciera lo que quisiera".
Arquitectura efímera supone, además del cierre de una trilogía, el cambio de discográfica a una multinacional, tras dejar la independiente Subterfuge. "Es el único cambio", confiesa Alaska, "y lo hemos hecho con las recomendaciones de Carlos Galán -director de la que abandonan-, que tiene como filosofía el no querer crecer y traspasa todos los artistas que pueden funcionar mejor en otras", asegura la cantante.
"Estar en una discográfica grande sólo supone que podamos dar estas entrevistas en una suite de un hotel, o meter 40 páginas en el disco-libro, en vez de 10, pero lo demás es todo igual", añade.
Efectivamente, la versión de lujo de Arquitectura efímera, que añade también un DVD, encierra un catálogo del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León) que se inaugurará a finales de año. Esto tiene que ver con el afán de Fangoria por asegurar que el pop, "aparentemente tan frívolo", ha de tener, según ellos, contenido para que resulte "perdurable".
"Sabemos que el pop es efímero de por sí, que se hace para usar y tirar", dice Canut, pero "se le puede buscar contenido, si no no hablaríamos todavía de los Beatles". "El pop debe tener algo más, porque si no sería la nada, y la nada aburre", sentencia por su parte Alaska.
Ambos coinciden en que el nuevo disco habla, sobre todo, de cosas que terminan, de despedidas. Y aunque nunca se proponen un concepto preconcebido para sus discos, éste, según ellos, les ha salido el más tarareable de los tres. "Son canciones muy bailables, pero que te hacen pensar", dicen.
Babelia
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