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Reportaje:

El último 'Emigrante'

Los restos mortales de Juanito Valderrama reciben el multitudinario adiós de sus paisanos

Ginés Donaire

"El flamenco se entristece, la copla queda en silencio, porque les falta un gran genio". Los versos de los poetas Ignacio Expósito y Víctor Paolo y los sones de la guitarra de Fran Capiscol sirvieron para rendir el último tributo al cantaor Juanito Valderrama, cuyos restos mortales descansan desde ayer en el pueblo que le vio nacer hace 87 años, Torredelcampo (Jaén). ¡Vaya nombre y apellido!, decía con orgullo el artista cuando se refería a su pueblo, el mismo que ayer se echó a la calle para dar el último adiós al más universal de sus vecinos.

Valderrama había expresado hace tiempo su deseo de volver a sus orígenes cuando se apagara su prodigiosa voz de jilguero. Aquí fue donde empezó a cantar mientras ayudaba a su padre en los fríos días de la campaña de la aceituna y donde ganó su primer concurso de flamenco con sólo nueve años. Fue en el cine Sillero en 1925 y el premio fueron cinco duros de plata.

Procedente de Sevilla, el féretro con los restos mortales del cantaor torrecampeño llegó a primeras horas de la noche del martes al teatro que él mismo inauguró el pasado mes de febrero. Desde entonces y hasta las cinco de la tarde de ayer miércoles, cuando tuvo lugar el sepelio, pocos vecinos de Torredelcampo (más de 13.000 habitantes) se quedaron sin darle su homenaje particular desfilando por un oratorio donde, alrededor del ataúd, había más de 70 coronas llegadas de todos los puntos de España y, sobre todo, muy cerca de él, su célebre sombrero cordobés, el que le ayudó a forjar su estampa como cantaor.

Aunque el último adiós lo había reservado Valderrama para la gente del pueblo, hasta Torredelcampo llegaron numerosos artistas y personas del mundo del espectáculo y de la copla para arropar a la familia, a sus hijos y a una desconsolada Dolores Abril, que no hacía más que agradecer tanta muestra de cariño. Famosos como una muy emocionada Rocío Jurado -"vivía para su voz y para su público, era un sabio", dijo- acompañada por José Ortega Cano o Manolo Escobar, que ayer recordaba que Juanito Valderrama fue su primer empresario -"ha sido el súmmum del flamenco"-. También se dejaron ver el torero Espartaco, Vicente Amigo, Fosforito, Niño Pura, Curro de Utrera o El Golosina, muchos de ellos compañeros del cantaor durante muchos años.

La representación institucional la encabezó el consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, junto con el presidente de la Diputación jiennense, Felipe López, y el alcalde de Torredelcampo, Blas Sabalete, que ha anunciado su intención de abrir un museo dedicado a su vecino más ilustre.

El féretro, cubierto con la bandera andaluza y con el sombrero del artista en primer plano, emprendió rumbo a la iglesia de San Bartolomé bajo los acordes de la canción más famosa de Valderrama, El emigrante, interpretada por la banda municipal. Antes, el alcalde tuvo que convencer a uno de los hijos del cantaor que, visiblemente nervioso, se resistía a tanto agasajo popular. Entre aplausos, lágrimas y vítores de la gente la comitiva recorrió las calles del pueblo y se dirigió después al cementerio, donde pasadas las siete de la tarde fue enterrado en un nicho junto a sus padres hasta que el Ayuntamiento construya un panteón en su honor.

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