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Reportaje:ANÁLISIS

Al Qaeda y sus grupos asociados

Después de que Al Qaeda atacase el 11 de septiembre los edificios históricos estadounidenses de mayor carga simbólica, esta red y sus grupos asociados sólo pudieron atacar objetivos occidentales en el sur del mundo: Bali, Casablanca, Arabia Saudí, Pakistán, Turquía, Chechenia, Túnez, etcétera. Tras estudiar pacientemente las lagunas, vacíos y puntos débiles de la estructura de seguridad occidental en Occidente después del 11-S, Al Qaeda atacó Madrid el 11 de marzo. El atentado de Madrid, una escalada de la amenaza, demostraba una capacidad nueva.

Los atentados sucesivos contra objetivos judíos y británicos en Estambul (Turquía) en noviembre de 2003 demostraron las intenciones, aptitudes y oportunidades para el ataque de Al Qaeda. Aun así, los servicios europeos de mantenimiento del orden público, inteligencia y seguridad no se tomaron en serio la amenaza. Ni siquiera después de que Al Qaeda hubiera reclutado en el corazón de Europa a tres de los cuatro pilotos suicidas, existía en Europa o el sur de Asia la sensación de urgencia que imperaba en Estados Unidos.

Durante los últimos dos años y medio se han detectado y desbaratado más de 100 atentados terroristas en fase de planificación, preparación o ejecución
El autor intelectual del 11-S, Jalid Mohamed, dijo a sus interrogadores que, tras el 11-S, Al Qaeda estaba planeando una operación para atentar contra Heathrow
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Tres factores

Hasta el 11-M había tres factores que protegían a Occidente de un atentado terrorista: el incremento de la vigilancia pública, una cooperación sin precedentes en seguridad e inteligencia y la voluntad de los Gobiernos de centrarse específicamente en tomar medidas preventivas contra las células terroristas operativas. Como Europa no sufrió tras el 11-S un atentado terrorista de Al Qaeda durante dos años y medio, los dirigentes y altos cargos europeos empezaron a mostrar síntomas de autocomplacencia. El 11-M demuestra que Occidente sigue siendo el objetivo primordial de Al Qaeda y sus grupos asociados.

Tres acontecimientos generales marcan la trayectoria de Al Qaeda y sus grupos asociados después del 11-S. Primero, el grupo Al Qaeda dirigido por Osama Bin Laden ha evolucionado hasta convertirse en un movimiento de dos docenas de grupos.

Según su carta de fundación, obra del palestino jordano Abdulá Azam en 1988, Al Qaeda debía desempeñar el papel de vanguardia pionera de los movimientos islámicos. Todos los ataques de Al Qaeda, incluyendo el trascendental atentado contra los emblemáticos edificios estadounidenses del 11-S, deberían inspirar e instigar a sus grupos asociados a que la lucha debe dirigirse tanto contra los enemigos próximos (regímenes y dirigentes apóstatas) como contra los enemigos lejanos (infieles) del islam.

Al Qaeda ha logrado su propósito contagiando ideológicamente a los grupos islamistas locales y regionales, convenciéndolos de que deben luchar no solamente contra los regímenes musulmanes corruptos y los dirigentes que fingen ser musulmanes, sino también contra los que los patrocinan: Estados Unidos y sus aliados.

El grueso de los atentados terroristas desde el 11-S ha sido dirigido y realizado no sólo por Al Qaeda, sino también por sus grupos asociados: Al Zarkawi, Al Ansar al Islami, Al Ansar Muyahidin, Jemmah Islamiyah, Salafi Jehadiya, el grupo Salafi de Llamamiento y Combate, Abu Sayyaf, Takfir Wal Hijra, etcétera. Mientras la comunidad internacional de inteligencia sigue centrada en Al Qaeda, la amenaza se ha trasladado a sus grupos asociados.

Segundo, la amenaza terrorista se ha multiplicado varias veces desde el 11-S. Aunque Al Qaeda ha llevado a cabo un atentado terrorista al año desde el 11-S, esta red y sus grupos asociados siguen organizando un promedio de un atentado cada tres meses.

Durante los últimos dos años y medio se han detectado y desbaratado más de 100 atentados terroristas en su fase de planificación, preparación o ejecución. A pesar de la cacería a escala mundial de miembros y simpatizantes de Al Qaeda, el umbral del terrorismo se ha elevado. Solamente en Estados Unidos se han desbaratado más de 40 atentados.

Objetivos duros

Aunque la capacidad de los grupos terroristas de organizar ataques, especialmente contra objetivos duros (instalaciones bien protegidas), haya sufrido, la intención de atacar de los terroristas permanece intacta. Mientras tanto, la amenaza terrorista se ha desplazado de los objetivos duros a los blandos, haciendo inevitables los atentados en masa con gran número de muertos y heridos. Tanto las infraestructuras comerciales como los centros de población, demasiado numerosos como para poder protegerlos, siguen siendo blancos especialmente vulnerables. Considerando que la motivación terrorista para atacar se mantiene constante, es muy probable que Occidente siga sufriendo periódicamente a causa del terrorismo.

Tercero, la red de Al Qaeda ha adaptado su organización de forma significativa a lo largo de los últimos dos años y medio. Aunque el entorno de seguridad reforzada ha obligado a algunas células terroristas a abortar operaciones, otras se han limitado a posponer sus planes. Más desconcertante aún es la fuerza de convicción y capacidad de Al Qaeda para organizar operaciones en el ambiente de seguridad reforzada posterior al 11-S.

El autor intelectual del 11-S, el jeque Jalid Mohamed, alias Moktar, dijo a sus interrogadores que, incluso después del 11-S, Al Qaeda estaba planeando una operación para atentar contra Heathrow. Los ataques sucesivos contra objetivos judíos y británicos en Turquía en noviembre de 2003, así como los atentados simultáneos coordinados de Madrid en marzo de 2004, son una clara demostración de que, en medio de las medidas y contramedidas de seguridad, Al Qaeda y sus grupos asociados seguirán montando operaciones, incluso en los países occidentales.

Inmediatamente después del 11-S, las células de Al Qaeda en Europa sufrieron arrestos en el Reino Unido, Francia, Alemania, España, Holanda, Italia y en todas partes. Los islamistas europeos que suscriben la ideología de Al Qaeda han aprendido rápidamente de sus errores del pasado. Como están familiarizados con las medidas de los Gobiernos, las células operativas de Al Qaeda y sus asociados son difíciles de detectar tras el 11-S, especialmente cuando se utilizan medios técnicos. Otro fallo manifiesto de la estrategia antiterrorista europea fue el de centrarse en las células operativas (ataque-combate) y no ocuparse de las células que diseminaban propaganda, reclutaban, procuraban suministros, transporte y casas francas. Tradicionalmente, la financiación recaudada en Europa, Canadá, Australia y Nueva Zelanda iba a grupos terroristas con actividad en Chechenia, Argelia, Yemen, Cachemira, Afganistán y Mindanao, en Filipinas. Como estas células de apoyo no representaban una amenaza inmediata y directa para los países anfitriones, los servicios de espionaje y de mantenimiento del orden público las toleraban. Cuando los regímenes del sur del mundo pedían a los Gobiernos occidentales que detuvieran o deportasen a alguno de los ideólogos o de los recaudadores de fondos del terrorismo, se les decía que el derecho penal y el sistema penitenciario occidentales eran incompatibles con sus normas. Algunos Gobiernos hablaban de derechos humanos, y otros, de asilo político.

Organizaciones de fachada

Algunos europeos querían ser políticamente correctos y no dirigirse contra organizaciones benéficas y otras instituciones islámicas usadas por los terroristas como organizaciones simpatizantes que les servían de fachada y tapadera. Hicieron la vista gorda ante la infiltración de las comunidades musulmanas emigrantes y de la diáspora, permitiendo que los terroristas y extremistas se hicieran con el control de las instituciones musulmanas: mezquitas, escuelas, organizaciones benéficas, etcétera.

Bajo la tapadera de organizaciones de derechos humanos, humanitarias, socioeconómicas, culturales, políticas, educativas, de bienestar y religiosas, los ideólogos y operativos terroristas construyeron redes de apoyo de vanguardia, que recaudaban millones de dólares estadounidenses. Las peticiones de apoyo eran difíciles de localizar, porque las infraestructuras terroristas estaban enredadas en el tejido socioeconómico, político y religioso de las comunidades musulmanas. Con el llamamiento constante de Osama Bin Laden de que el deber de todo buen musulmán es combatir en la yihad, estas células de apoyo han empezado a transformarse en células operativas. Por ejemplo, la célula del norte de Londres que fabricó ricino en enero de 2003 era una célula argelina de apoyo. Aunque se pudo recuperar el aparato con restos utilizado para fabricarlo, el ricino en sí no fue descubierto.

Irak y Afganistán siguen siendo la tierra de la yihad. Tras la pérdida de la infraestructura de adiestramiento en Afganistán, Al Qaeda ha descentralizado sus instalaciones. Al Qaeda y sus asociados necesitaban desesperadamente otra tierra para la yihad, para el entrenamiento y la lucha. Irak ha proporcionado la oportunidad. Los mismos imames que condenaron el 11-S están ahora animando a los jóvenes musulmanes para que vayan a Irak a luchar contra los invasores. La invasión unilateral de Irak por Estados Unidos ha multiplicado la amenaza mundial del terrorismo. Incluso los musulmanes moderados están furiosos con los acontecimientos de la invasión y la posinvasión de Irak. Los grupos extremistas y terroristas siguen consiguiendo apoyo y reclutamientos entre los atormentados y afligidos musulmanes.

Después del 11 de septiembre, Al Qaeda padeció mucho. Casi el 80% de sus líderes y miembros operativos resultaron muertos o capturados en 102 países. Sin embargo, la invasión de Irak por Estados Unidos ha invalidado el éxito que los Gobiernos de todo el mundo habían conseguido en su lucha contra el terrorismo. Después de Irak, los grupos terroristas y extremistas han seguido recibiendo considerable apoyo y gran número de reclutamientos. Esos grupos, que estaban muriendo, han empezado a resucitar. Más aún, han aparecido nuevos grupos, Aunque fue un error fatal ir a Irak, retirarse de Irak sería un error mayor aún. Dado que la amenaza de Irak en conflicto tendrá consecuencias adversas para la seguridad europea, las naciones europeas deben permanecer unidas en Irak. Al Ansar, Al Islami y otros grupos activos en Irak han empezado a establecer células en Europa.

El fracaso para estabilizar incrementará la amenaza de terrorismo en Europa y más allá de Europa. Yousef al Aiyyeri, ideólogo de Al Qaeda, preparó el borrador para el combate en Irak. Era el guardaespaldas de Bin Laden, instructor en el campamento de Al Farooq, en Afganistán, y posteriormente el director de la página web alneda.com, la página principal de Al Qaeda en Internet. Antes de que le mataran las fuerzas de seguridad saudíes, el 1 de junio de 2003, Al Aiyyeri afirmó que si la democracia se estabilizaba en Irak supondría la muerte del islam. Si tenemos en cuenta la importancia atribuida a Irak, Al Qaeda y sus grupos asociados seguirán centrándose en Irak en los años próximos. Poco a poco habrá musulmanes no solo de Levante y el Golfo, sino también de cuna norteafricana y europea, y los musulmanes conversos se inclinarán por Irak. La misma experiencia que proporcionaron Bosnia y Afganistán la proporcionará Irak durante los años venideros a los musulmanes radicalizados. Como Irak está en el umbral de Europa, a largo plazo serán los intereses estratégicos de Europa los que desempeñen un papel más activo aún en Irak.

Con la amenaza terrorista desplazándose desde Al Qaeda a la galaxia de grupos islamistas violentos, es esencial para la seguridad internacional y la comunidad de inteligencia empezar a centrarse en la gran variedad de grupos. Centrándose en la misma Al Qaeda, las agencias gubernamentales de Occidente nunca habrían detectado al Grupo Salafi de Llamamiento y Combate en Estados Unidos, a Al Tawhid en Alemania, a Takfir Wal Hijra en el Reino Unido o a los terroristas islamistas marroquíes de España. Como las fuerzas de Al Qaeda están ahora reducidas a menos de 1.000 miembros, es necesario conocer mejor y centrarse en sus grupos asociados, que tienen la misma habilidad y compromiso.

Más especialistas

Hacer demasiado hincapié en Al Qaeda será perjudicial para los Gobiernos occidentales. Para llevar a cabo esta transformación es esencial que los servicios de mantenimiento del orden y de inteligencia produzcan especialistas en grupos terroristas,

Tradicionalmente, la mayoría de los Gobiernos proporcionaban capacitación cruzada y producían generalistas del tema, pero con la dispersión de la amenaza y la sofisticación de los grupos asociados, es esencial formar especialistas que trabajen en el plano táctico y operativo. Los generalistas podrían trabajar en una línea de acción y un nivel estratégico.

La amenaza terrorista también se ha desplazado más allá del grupo, hacia los individuos. Por ejemplo, Al Musab al Zarkawi, el palestino jordano responsable de dirigir el mayor número de atentados suicidas y no suicidas en Irak, trabaja con una docena de grupos. Aunque entrenó con Al Qaeda en el campamento de Herat y perdió una pierna en combate, no sólo trabaja con Al Qaeda, sino también con Al Ansar al Islami en Irak y con Al Tawhid en Europa. Es esencial seguir la pista a los individuos peligrosos tanto como a los grupos. En el contexto de la posguerra iraquí, los islamistas violentos utilizarán cualquier grupo para hacer avanzar sus objetivos. A no ser que los servicios occidentales de mantenimiento del orden, seguridad e inteligencia inviertan para desarrollar potencial humano de infiltración, Al Qaeda seguirá siendo invisible para ellos. Según van incrementando su sofisticación, los grupos islamistas van dejando cada vez menos pistas en las fases de planificación y preparación de un atentado.

Las autoridades y agencias europeas deben desarrollar una nueva mentalidad para centrarse en las células operativas y de apoyo. En caso contrario, Al Qaeda sobrevivirá en Europa y será inevitable otro atentado. Más aún, Al Qaeda podría utilizar una vez más a Europa como área de escenificación para infiltrarse en Estados Unidos y llevar a cabo otro atentado terrorista.

Una mujer herida en el atentado suicida con un coche bomba contra el consulado británico en Estambul (Turquía), en el que murieron, al menos, 27 personas.
Una mujer herida en el atentado suicida con un coche bomba contra el consulado británico en Estambul (Turquía), en el que murieron, al menos, 27 personas.AP

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