Gracias por un euro
Me dirijo a usted para ver si es posible a través de su periódico dar las gracias públicamente a un ciudadano anónimo que a las 19.00 del 10 de marzo en la zona universitaria de Madrid dio un euro a una joven que se lo pidió conmocionada.
La joven es mi hija, estudiante de arquitectura. Esa tarde le habían robado la cartera sin que ella se diera cuenta hasta ese momento. El euro sirvió para que se comunicara con nosotros, para anular la tarjeta de crédito y lo más importante, para devolvernos la confianza en el ser humano. El sentimiento de rabia por el robo quedó un poco anulado gracias a ese gesto.
Joven, señor, sea quien sea, gracias. Nos ha demostrado que, pese al horror de algunos, la bondad existe.
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