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Crónica:BALONCESTO | Copa del Rey
Crónica
Texto informativo con interpretación

Rudy pasa su primer examen

El Joventut no logra romper hasta la prórroga la dura resistencia del Manresa

Robert Álvarez

Ganar al Manresa es sufrir. Visto en la planilla, es un equipo de medio pelo. Ningún nombre rutilante, centímetros escasos, plantilla cortita. Pero la voz ya hace tiempo que corre entre todos sus rivales. Los niveles de atención deben ser extremos cuando enfrente está el Manresa. El suplicio está casi garantizado. El Joventut lo comprobó ayer una vez más. Tuvo que tirar de todo para salvar el obstáculo. Lo consiguió por los pelos, en la prórroga y después de que el Manresa fuera por delante casi todo el tiempo. Tuvo nueve puntos de renta a seis minutos para el final (70-61) y encaró la prórroga con el golpe moral de ver cómo Williams falló tres tiros libres en los dos últimos minutos que podían haberla hecho innecesaria. Una vez en ella, simplemente, hizo puf. Se cortocircuitó y no pudo evitar que Rudy Fernández y Digbeu sentenciaran.

MANRESA 87 - JOVENTUT 90

Ricoh Manresa: Oliver (12), Laviña (16), Cilla (2), Brown (17), Williams (13); Espil (15), Llorens (6), Cisteró (3) y Martínez (3).

DKV Joventut: Marco (10), Rudy (15), Digbeu (13), Alzamora (13), Tabak (14); Dumas (8), Radulovic (10), Martin (2) y Guzmán (5).

Árbitros: Amorós, Maza y Hierrezuelo. Eliminaron a Tabak (m. 34).

6.000 espectadores en el pabellón San Pablo.

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Rudy, la nueva perla del baloncesto español, a sus 18 años, las vio de todos los colores en uno de su primeros examenes de gran exigencia. Empezó mal, se recuperó poco a poco, volvió a pasar por un segundo momento de crisis y acabó en un plan tan avasallador que se rozó la condición de mejor jugador del partido. Le fue arrebatada por otro jugador, de manera insospechada. Alzamora, un duro pívot que se faja hace ya temporadas a la sombra de los extranjeros que copan las posiciones bajo el aro, sacó a relucir lo mejor de sí mismo -13 puntos, 7 rebotes y 7 faltas recibidas-, cuando más lo necesitaba su equipo, que perdió por faltas a Tabak y que acusa la ausencia por lesión de Arnold.

El revoloteo de Laviña y Espil desencajó a la defensa del Joventut, falta de cintura y desajustada en su obsesión por arramblar con el rebote defensivo, que a menudo le birlaron Brown y Williams. El Manresa se encontró por momentos en su salsa. Jugando a toda pastilla encontró posiciones para el lanzamiento exterior. Enganchó una buena serie gracias a la buena mano de Espil. Las pasó canutas el Joventut, que llegó a ceder hasta 12 puntos (32-20). La mejora en el rebote defensivo y la providencial irrupción del joven base Guzmán se combinó con una larga fase en la que el Manresa no logró conectar con sus pivots.

En ese momento empezó a verse algo de lo mucho que puede dar de sí Rudy Fernández. Para intentar frenarle, la mayor parte de las veces sin éxito, los manresanos tuvieron que cerrarse en banda y cometer más faltas de la cuenta. Rudy se mueve como una culebra entre líneas, no se arruga en las penetraciones, es vertical y certero. El duro Laviña se fajó a base de bien para sujetarle. Ni siquiera a base de faltas pudo impedir que le diera el oxígeno que tanto le había faltado hasta entonces al Joventut. Pero ni por esas. El Manresa volvió a encasquillar el ataque de la Penya y los minutos de descanso que Aíto le dio a Rudy situaron al borde del ataque de nervios a los badaloneses. Pero forzaron la prórroga y en ella Rudy no perdonó y pasó el examen.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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