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Reportaje:

El retorno de los niños prodigio

José Luis García Sánchez caricaturiza a los artistas infantiles en su última película, presentada en Málaga

Juana Viúdez

"Si cuando veíamos a Joselito o a Marisol decíamos: ¡Qué mono es el niño! o ¡qué bien canta!, en esta película pasa todo lo contrario. Aquí deseas que se calle". La actriz María Barranco resume así la diferencia entre las películas de niños prodigio a las que estamos acostrumbrados y Franky Banderas, una comedia ácida en la que actúa y que se preestrenó ayer en un acto organizado por el Festival de Cine Español de Málaga.

La actriz malagueña hace de madre de Paquito, un niño salta a la fama de la noche a la mañana y del que todos quieren sacar tajada. Raulito -el niño cantante que arrasó hace dos veranos con las versión de Torero de Chayanne- encarna al ruiseñor de la historia. Juan Luis Galiardo es Avelino Lechuga, un actor en paro que lo descubre de forma accidental y decide aprovecharse.

El veterano actor define la historia como "un collage de supervivientes". En ella aparecen personajes que podrían pulular por cualquier ciudad y que recuerdan a "narraciones picarescas de otras épocas".

Su personaje, que trabaja en fiestas infantiles, ve el cielo abierto cuando conoce al niño. "Lo ves gordito, insignificante, pequeñito... pero se pone a bailar y arma el taco, le dice a su hijo en la película. "Un niño prodigio abandonado por la madre", continúa, "se lo vendemos a la prensa y con lo que gustan estas historias armamos el taco". En la película aparece reflejada una sociedad que "necesita ser famosa", explica el actor, "una sociedad que haría cualquier cosa por salir en televisión".

El payaso descubridor de talentos propone a su hijo -un cura expulsado de la Iglesia interpretado por Juan Valderrama- un trato: " Tú escribes las letras, yo la música y el niño canta. Fifty-fifty."

Sin embargo, las cosas se ponen difíciles. Se las tiene que ver con familiares que salen hasta debajo de las piedras interesándose por "el jilguero de Madrid". Aparece su abuelo (Chiquito de la calzada), su supuesto padre (Pablo Carbonel) o una niñera (Tete Delgado) con problemas de cleptomanía.

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Musical cañí

El director, José Luis García Sánchez, se mostró orgulloso de contar con gente "tan variada y variopinta" para un título con el que vuelve al musical cañí, como hizo en 1985 con La Corte del faraón o en su última película, La marcha verde, estrenada en 2002.

Entre halagos y peticiones de trabajo -Chiquito se ofreció para interpretar una versión de Los diez mandamientos porque el rodaje le había parecido demasiado corto-, el director se mostró satisfecho con los resultados de las críticas en las presentaciones en Valencia y Barcelona. "Por lo menos nos han dado el aprobado", comentó. Unos resultados, que le han permitido confirmar que la historia "forma parte de la trayectoria del cine español" y que el público ha captado los guiños a directores como García Berlanga o Luis Buñuel y a películas de ídolos infantiles como Marisol o Joselito.

Como todo ídolo, Paquito debía tener un nombre artístico. En la cinta barajan distintos nombres: Ruiseñor de Poblete, Junior Boy o Paquito Pelotas. Al final gana Franky Banderas. "Frank por Sinatra y Banderas por Antonio", sentencian. "Eso... y que aprenda inglés". La película se estrena mañana.

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Sobre la firma

Juana Viúdez
Es redactora de la sección de España, donde realiza labores de redacción y edición. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario Málaga Hoy y en Cadena Ser. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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