¿Quién controla a Michael Jackson?
La secta radical Nación del Islam, acusada de dirigir la vida del cantante
Era la guinda que faltaba al escándalo Michael Jackson: la de la secta religiosa. El rey del pop, que el pasado noviembre fue acusado de abusar de un menor enfermo de cáncer y luego liberado tras pagar una fianza de tres millones de dólares, ha caído en manos de un grupúsculo extremista, la Nación del Islam, que desde hace semanas le mantiene aislado de sus socios y está tomando poco a poco el control de sus negocios, aseguraba ayer The New York Times.
La Nación negó ayer todas las acusaciones del diario neoyorquino. Desde su cuartel general, en Chicago, desmintió haber mantenido contactos con Jackson y se limitó a "desearle suerte como miles de otras personas".
El relato que el prestigioso rotativo publicada ayer en portada era muy distinto. Desde que fuera acusado por la fiscalía de Santa Bárbara de abusar de un adolescente, hace algo más de un mes, Jackson estaría bajo el influjo del grupo liderado por Louis Farrakhan. De hecho sería el yerno de éste, un tal Leonard Muhammad, el que estaría controlando toda la operación, desde la oficina del abogado de Jackson, Mark Geragos.
Se trata de un grupúsculo religioso extremista que reivindica el orgullo afroamericano
"La Nación del Islam y el yerno de Farrakhan han tomado el control y se están ocupando de todo", declaró a The New York Times una fuente anónima cercana al cantante, "Están tomando todas las decisiones financieras e incluso se ocupan de distribuir los salarios. (...) Están trabajando desde la oficina de Geragos. Básicamente le están diciendo todo lo que tiene que hacer".
También habrían gestionado la reciente entrevista que Jackson dio a uno de los programas estrella de la CBS, 60 minutes, a cambio del compromiso de la cadena de emitir un programa de promoción por el que el cantante debía cobrar cinco millones de dólares. Eso explicaría por qué el portavoz de Jackson, Stuart Backerman, dimitió el pasado lunes alegando diferencias estratégicas.
Los principales socios de Jackson, Dieter Wiesner y Ronald Konitzer, llevan semanas sin poder hablar con él. "Estos son tiempos muy difíciles", dijo Konitzer. "Me preocupa sobre todo el asunto de los negocios".
Según otro socio, el ídolo del pop está constantemente rodeado de media docena de miembros de la secta, en su rancho de Neverland o en la casa que acaba de alquilar en Los Ángeles. "Le están lavando el cerebro. Intentaron hacer lo mismo con Whitney Houston (otra cantante que ha tenido más de un apuro). Todo el mundo les tiene mucho miedo. Están manteniendo a Michael en una semiprisión".
La Nación del Islam es un grupúsculo religiosos extremista, de unos 20.000 miembros, que reinvidica el orgullo afroamericano y aboga por la separación de blancos y negros. A menudo ha sembrado sus discursos de ataques antigays y violentamente antisemitas, calificando el judaísmo de "religión de cloaca". Hasta ahora había criticado a Jackson por renegar de su raza, tras sus incontables transformaciones plásticas, que le han dejado de un color y unas facciones indefinidas, y adoptar niños blancos.
El rey del pop conoció a la Nación del Islam a través de su niñera, Grace Rwarmba, y de su hermano, Jermaine. El cantante se entrevistó personalmente con Farrakhan el mes pasado en Las Vegas. "Le trató como a un padre y rezaron juntos", dijo un testigo del encuentro.
Geragos, el abogado, ha confirmado que los guardaespaldas de Jackon son musulmanes, pero ha negado cualquier implicación de la secta y ha acusaso a la fiscalía de Santa Bárbara, que ya se ocupó del primer caso de pederastia contra el cantante hace 10 años, de propagar rumores infundados para desacreditar a su cliente.
Durante la entrevista de la CBS, Jackson volvió a confirmar, como ya lo hizo hace unos meses a una televisión británica, que le gusta dormir acompañado de niños. "Claro, ¿por qué no? (...) Si vas a ser un pedófilo o Jack el Destripador, si vas a ser un asesino, no es una buena idea; pero yo no lo soy. (...) Me cortaría las venas antes de herir a un niño".
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