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VISTO / OÍDO
Columna
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Los pueblos no son demócratas

En Serbia, el partido más votado es el de un juzgado por Occidente: dos criminales de guerra, Seselj y Milosevic, ganan en las elecciones. Los neodemócratas comprueban que el pueblo no sirve; ¡no coincide con ellos! Veamos: Yugoslavia había conseguido una cierta unidad de los eslavos del sur con la excelente idea de que todos buscaran las mismas soluciones para los mismos problemas. Tito fue un gran hombre: comunista desamparado por Moscú que estaba decepcionado como estos demócratas de ahora lo están por su censo electoral. Mientras existían la URSS y el equilibrio del terror, le respetaron los occidentales, como a la áspera y cambiante Albania. Pero cayó el muro, y lo que se llamó Mitteleuropa, la Europa Central, de Alemania y Austria-Hungría, recuperó sus ambiciones de abrirse hacia el sur: contra los eslavos odiados, estén donde estén. Cuestión aparente de raza; sobre todo de ambición de dominio, de la Gran Alemania; unida al diseño de los americanos de terminar con todo lo comunista para empezar, enseguida, con el Tercer Mundo: el terrorismo. Alemania es Europa, que armó un ejército albanés clandestino, creó movimientos de liberación y comenzó la ofensiva de los Balcanes. Ah, ya se sabe: tierra de odios, dicen, de venganzas seculares, de bandidos en las montañas. Soldados y explotadores, misioneros, amantes del petróleo y de la salida al Sur, volvieron a la lucha. Encontraron escenas para sus cámaras: ancianos y niños corriendo por las montañas nevadas. Cadáveres. Eran ciertos: era un martirio, pero había otras cosas que no se contaban: la barbarie adversa. Se creó opinión, Europa declaró la guerra con armas americanas, Solana mandó invadir y matar: ganamos. Luego fuimos generosos: daríamos dinero, suspenderíamos el bloqueo, reconstruiríamos lo roto, pero si nos entregaban a los criminales: al jefe de Estado, Milosevic. Nos los vendieron, les llevamos a juzgar a La Haya y allí están, de la prisión al banquillo. Pero votados ahora en el país del que fueron tiranos.

¿Qué pasa? ¿Sería votado Sadam en Irak si hubiera libertad? ¿Qué es la democracia? Con toda la capacidad de los occidentales, no son como nuestros demócratas, que se quedaron con la Asamblea de Madrid que perdieron en las elecciones, que quieren meter en la cárcel a Ibarretxe, que conspiran contra Maragall-Rovira: porque ésos no son demócratas, pero les votan. Qué pena de pueblos equivocados. Hay que arreglar su voluntad.

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