Intemperie a cambio del carné

Bufandas, gorros calados hasta las cejas, mantas, pedazos de cajas de cartón extendidos en el suelo o sillas plegables dirigidas a hacer la espera menos rigurosa. Todo valía para los más de trescientos ecuatorianos que hacia las 20.30 de ayer guardaban cola a las puertas de las instalaciones de la Policía Local en la avenida del Cid en Valencia para renovar su carné a partir de las nueve de la mañana de hoy y poder así canjearlo por la licencia de conducir española.

Luis Vidacocha era el primero de la larga fila. Vive en Cocentaina y llegó el viernes al consulado de su país en Valencia, el lugar donde en un primer momento comenzaron a concentrarse los ciudadanos que deseaban renovar su documentación. Allí empezó la cola y allí pasaron un par de noches varios de ellos hasta que pasado el mediodía, con una lista escrita con el orden de cada uno, acudieron a la avenida del Cid, de espaldas al parque del Oeste, que por la noche dejaba sentir su humedad e incrementaba la sensación de frío. "He venido con antelación porque en Madrid y Murcia muchos compatriotas se quedaron fuera", comentaba enfundado en varias chaquetas. La brigada móvil de la Dirección Nacional de Tránsito de la Policía de Ecuador que se ha desplazado a la sede de la Policía Local de Valencia para comprobar la autenticidad de los carnés y renovarlos estuvo antes en estas dos ciudades, pero las peticiones desbordaron todas las previsiones y muchas personas se quedaron sin poder actualizar sus documentos. La voz se ha corrido y ayer cientos de personas esperaban su turno en la calle para evitar quedarse fuera. "La policía de Ecuador debería quedarse más días para dar tiempo a todas las personas que quieran para que puedan actualizar su permiso", señalaba Vidacocha.

Ésta era una de las principales reclamaciones de las personas que esperaban su turno. Otra era la falta de organización que obligaba a centenares de personas a pasar la noche al raso en pleno mes de diciembre. "Hablamos con el cónsul y le dijimos que estableciera un sistema para mantener los turnos sin tener que estar en la calle, dando números él o algo así; pero nos dijo que no nos podía ayudar, que lo organizáramos nosotros", apunta Ruth, de 30 años que tiene el número 7 de la lista y llegó el sábado por la noche de Cádiz. "Es que la policía de mi país no va a ir Andalucía, por eso he venido aquí".

Ruth no era la única llegada de fuera. Había numerosas personas residentes en Madrid o Murcia que no pudieron actualizar su carné ante la avalancha de peticiones. En la cola se encontraba incluso una persona llegadas de Avilés (Asturias), como Marcelo Monzó, que llegó a Valencia ayer por la tarde y tenía el número 26. "Preferí venir a Valencia que ir a Barcelona [próxima etapa de los funcionarios de tráfico de su país], allí hace más frío por la noche".

A mitad de la cola, se encontraba Fernando, de 31 años, sentado en la barandilla que separa la acera de la avenida con el parque, y con su hijo Dylan, de cinco, dormido en sus brazos. Se ha venido con sus otros dos hijos y su mujer: "Es para turnarnos los dos, como no conocemos a nadie, no hemos podido dejarlos y los hemos tenido que traer". Quizás por ello le molesta especialmente que una asociación pida 30 euros a cambio de colar a quien los pague a las nueve de la mañana de hoy sin colas "es un grupo que cita en un locutorio", comenta.

Otro de los que aguardaba su turno y una larga noche por delante era Marco Garzón, de 54 años, técnico geólogo que trabaja como albañil en Oliva. "Quiero dejar la obra y trabajar como conductor de camiones, en mi país lo hacía y aquí hay demanda de chóferes". Sólo espera que los trámites no se alarguen demasiado. "Hoy [por ayer] no he trabajado, mañana tampoco; y día que no se trabajo, día que no se cobra".