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Un ilustre desconocido

En 16 años de carrera cinematográfica, Good bye, Lenin! es apenas el tercer largometraje de Wolfgang Becker, quien nació en 1954 en una pequeña población de Renania del Norte-Westfalia, en el oeste del país. Hasta hace poco, sólo los expertos en cine alemán lo conocían, aunque, eso sí, todos ellos coincidían en su gran talento. En los años setenta, Becker estudió historia y literatura en la Universidad Libre de Berlín. Encerrada por el muro, Berlín occidental, en aquel entonces, era un peculiar biotopo en el que se mezclaban jóvenes que se habían escapado del servicio militar, muchos jubilados y decenas de miles de inmigrantes turcos. Tras los estudios académicos, vino el aprendizaje cinematográfico: Becker, siempre en Berlín, se inscribió en la Escuela Alemana de Cine y Televisión. Como trabajo de grado, allí presentó en 1987 su primer largometraje, Mariposas, una adaptación de un cuento del escocés Ian McEwan que le valió un Oscar estudiantil. Hasta la próxima película, La vida en obras (1997) pasarían diez años en los que Becker se entretuvo en la televisión, dirigiendo, entre otras producciones, un episodio de Tatort, los thrillers que, desde hace décadas, se estrenan cada domingo en la cadena de televisión ARD. La vida en obras fue muy exitosa en Alemania y obtuvo el premio Pilar Miró en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, pero sólo contó con una restringida distribución internacional, todo lo contrario de lo que ahora sucede con Good bye, Lenin! Desde el pasado sábado, con su éxito en Berlín, la época del anonimato para Becker ha finalizado.

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