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COPA DEL AMÉRICA

Un valenciano en Auckland

Nacho Braquehais participó en las ediciones de 1995 y 2000

La vela ofrece un amplio abanico de competiciones atractivas para cualquier navegante profesional. Están los Juegos Olímpicos, donde España cuenta con algunos éxitos; las regatas entre cruceros, entre ellas el Mundial; la Vuelta al Mundo con escalas, las travesías transoceánicas en solitario, como la Vendee Globe... y la Copa del América, competición que reúne a los mejores tripulantes del mundo. Nacho Braquehais, valenciano de 34 años, participó en los dos últimos desafíos españoles, que se remontan a las ediciones de 1995 y 2000, en San Diego (EEUU) y Auckland (Nueva Zelanda), respectivamente. Su experiencia en la vela ligera y en la competición entre cruceros le avalaron entonces para que el regatista gallego Pedro Campos, impulsor del Rioja y el Bravo, los veleros que representaron a España, contara con él.

"La Copa del América está más al alcance de un regatista que unos Juegos Olímpicos, donde la clasificación es más difícil", afirma Braquehais, actualmente tripulante de una de las embarcaciones más competitivas del panorama nacional e internacional, el Caixa Galicia, vencedor de la Copa España de 2003.

Braquehais vivió en San Diego y Auckland una experiencia única. En ambas ciudades compartió vivencias con otros tripulantes españoles. "El ambiente del equipo español era muy bueno. Había mucho compañerismo. Hay que tener en cuenta que durante muchos meses vives codo con codo. La preparación es muy dura, pero nuestras ganas de disfrutar lo compensaban todo". Esa vida de navegante profesional, "difícil porque te tiras mucho tiempo fuera de casa", lejos de la familia, está al alcance de muy pocos. Braquehais vivió toda clase de experiencias, desde la rotura del mástil del Bravo España el día de su botadura oficial en junio de 1999, hasta la victoria ante el barco del mítico Dennis Conner, cuatro veces ganador de la Copa del América, el Stars & Stripes. "A mí, las regatas que más me gustan son las más igualadas, las que terminan con varias roturas en los barcos. Recuerdo una ante un velero hawaiano, el Abracadabra, con mucho viento. Llegamos ambos barcos a meta con el spinnaker roto. Les ganamos por los pelos", recuerda el regatista valenciano.

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