El Racing vuelve a ahogarse en El Sardinero
El Racing sólo necesitaba ganar en casa para confirmar uno de los mejores comienzos que se recuerdan en sus 90 años. De nuevo se quedó en la estacada. Los cántabros se toparon con un rival que desarrollaba un esquema similar al suyo y que, intermitemente, buscaba el área local. Flores no viajó a Santander para armar exclusivamente un bloque defensivo y al Zaragoza le bastó con organizarse ordenadamente y con saber sufrir.
Los racinguistas, tras media hora de intenso chaparrón, prefirieron atacar por alto en lugar de buscar las bandas. Así se toparon con la eficacia maña y, sobre todo, con Álvaro, un central que hizo olvidar al ausente Milito. Álvaro tiene, todavía, pendiente un litigio con el Racing por la denuncia santanderina, de hace dos temporadas, por falsificación de su pasaporte en Las Palmas. Mientras los cántabros siguen esperando la sentencia de los tribunales, el central se erigió en la figura del choque.
RACING 1 - ZARAGOZA 2
Racing: Ricardo; Moratón, Pablo Casar, Juanma, Ayoze; Nafti, Diego Mateo (Jonatan Valle, m. 86); Morán (Afek, m. 76), Benayoun, Regueiro (Javi Guerrero, m. 62); y Bodipo.
Zaragoza: Valbuena; Cuartero, Rebosio, Álvaro, Toledo; Soriano, Ponzio; Galletti (Iñaki, m. 68), Corona (Yordi, m. 59) Savio (David Pirri, m. 90); y Villa.
Goles: 1-0. M. 39. Contragolpe de Regueiro que acaba en un centro y despeje de Rebosio al interior de su portería.
1-1. M. 45. Los defensores racinguistas no aciertan a despejar un balón en el interior del área y Álvaro marca por la escuadra.
1-2. M. 85. Despeje de la zaga local y Soriano marca por alto de disparo cruzado.
Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Rebosio, Cuartero, Ponzio, Moratón, Afek y Casar.
Unos 13.000 espectadores en El Sardinero.
Si durante la primera parte apenas hubo nervio en las áreas, en la continuación todo fue distinto. Con un campo medio inundado, el balón rondó más las porterías. El Racing tuvo 20 minutos para resolver, pero fue incapaz de sacar fruto a su dominio. El Zaragoza cobró confianza en su atinada organización y, a la contra, hizo daño a un Racing obsesionado con acabar con su negativa racha en casa.
