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El fiscal pide casi 8 años al dueño de una discoteca por vender éxtasis

La Sección Tercera de la Audiencia de Alicante juzgó ayer a un acusado de esconder en su casa 3.000 pastillas de éxtasis para su posterior venta. El procesado, R. R. G., propietario de una discoteca en Benidorm, declaró que otro individuo le depositó el alijo por venganza. El fiscal le pide siete años y ocho meses de prisión.

El enjuiciado negó que se dedicara a la venta dado que, según él, su clientela no es consumidora. El imputado acusó a un vendedor de música electrónica la colocación de la droga, como acto de revancha por no contratar a su novia suramericana que necesitaba un empleo. Un testigo, aportado por la defensa, corroboró este extremo y se confesó culpable de los hechos. El declarante, toxicómano cuando ocurrieron los hechos y condenado por matar a un guardia civil en el asalto a un banco, manifestó que un individuo le contrató en enero de 2002 para depositar la droga en la casa del acusado, ubicada en Benidorm. "Este hombre me dijo que quería hacerle una putada", manifestó. Según el testigo, entró en su vivienda a través del gimnasio, también de propiedad del procesado, y que está comunicado con la casa del procesado. El testigo reconoció ayer los hechos porque, según él, el supuesto responsable no le pagó el encargo, acordado en 12.000 euros.

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