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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Obsolescencia

Lo malo del País Vasco es que siempre llevan la iniciativa los nacionalistas.

Me ha decepcionado el diputado Guevara en su planteamiento en EL PAÍS del pasado 6 de noviembre. Quizá, su situación al lado del señor Rabanera, conservador y pendiente de Madrid, le obliga a detenerse en el capítulo pasado de la historia del conflicto vasco por los derechos históricos.

Hasta Lizarra, y mientras existía Ajuria Enea con pacto y mesa, en la que se aceptaba al Estatuto de Gernika como punto de encuentro, el problema era un simple "contencioso". Es decir, la interpretación y posterior reclamación de los derechos contenidos en el llamado bloque constitucional (CE y Estatuto).

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Ese contencioso, legítimo e interesante desde el punto de vista de la jurisprudencia científica, tenía un escenario con el Estado, en el que cabían todas las reivindicaciones pendientes en cantidad y calidad del poder autonómico, si bien reconociendo que Euskadi era la región de Europa con más autonomía y autogobierno.

Y casi, imperceptible para la cátedra, el problema de las cuestiones pendientes entre territorios con los órganos comunes de la nueva autonomía, donde se situaba el problema del reparto de los recursos económicos vía aportaciones, o determinadas competencias pendientes de ser trasladadas desde las instituciones comunes a las forales y municipales.

Lamentablemente, hoy el problema es otro. El Gobierno vasco y el Parlamento vasco han roto unilateralmente las reglas de juego, cosa que se veía venir desde hace mucho tiempo, y cosa que vemos lleva a unas elecciones vascas en las que el PNV desea recuperar la mayoría absoluta de los tiempos Garaicoechea para dar el órdago definitivo.

La respuesta que levita en el ambiente supondría la suspensión de la autonomía, con graves repercusiones para todos: personas, territorios, país, nación, derechos, instituciones, relaciones de toda índole.

¿Qué hacer! Tomar la iniciativa antes de las elecciones que el PNV espera ganar.

Álava es la clave, como lo ha sido Navarra. Roto el pacto, roto el contrato, roto el nexo de unión entre comunidades con Derecho reconocido, las partes quedan libres para emprender otros pactos, contratos y relaciones.

A los ciudadanos alaveses lo que les importa es: calidad de vida, paz, terminar con la vergüenza de ser lo que nunca han querido ser.

De todo lo que dice el señor Guevara, nos llama la atención que, por fin, alguien caiga en la necesidad de discutir algunos conceptos sobre los que Unidad Alavesa lleva tiempo y en solitario alertando. Pueblo Vasco. Depositario de la soberanía. Depositarios de los derechos históricos. Modernidad y antigüedad de Euskadi y Álava, como comunidades, como provincias, como territorios forales. Capacidad de las Juntas Generales como viejos y modernos parlamentos. De todo esto, Unidad Alavesa lleva hablando desde hace más de una década. Por cierto, pendientes de que se dote a las Juntas Generales de Álava de capacidad para presentar recursos de inconstitucionalidad.

Por fin. Todo lo que no sea plantear una respuesta sobre nuevos escenarios es una respuesta obsoleta.

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