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Reportaje:

Lección de Yerbabuena

La bailaora inicia un ciclo de clases magistrales

Al ritmo lento y cadencioso de la soleá, marcado tan sólo por palmas, Eva la Yerbabuena, para muchos la mejor bailaora del momento, revelaba ayer a un grupo de alumnas los secretos del arte del flamenco que ella ha acuñado a lo largo de su corta e intensa vida profesional. Primero, y más importante, hablaba La Yerbabuena de conocer a la perfección el propio cuerpo y sus limitaciones; segundo, olvidarse de él, y, por encima de todo, amar el cante. Entonces: "Sie-te-o-cho-nue-vei-diez....". Y comienzan a sonar pies, y palmas y decenas de brazos y cinturas se ponen en movimiento. Todo esto ocurría en el que fuera el estudio madrileño de Antonio, el bailarín, ahora convertido por Carmen Roche en el conservatorio privado de danza Escaena.

La de La Yerbabuena era la primera de una serie de clases magistrales que Carmen Roche piensa instituir durante los fines de semana en su escuela. "No voy a parar", decía esta ex bailarina y afamada maestra de baile. Y las palabras de La Yerbabuena decían cosas como: "Yo no puedo bailar para sufrir", "no hay que parar nunca el movimiento", "intentar no pensar en nada", "ahora tenéis que ser como gatos", o "al público hay que sorprenderle siempre".

Eva la Yerbabuena (a la izquierda de la fotografía, vestida con una chaqueta de color claro) durante la clase magistral que impartió ayer.
Eva la Yerbabuena (a la izquierda de la fotografía, vestida con una chaqueta de color claro) durante la clase magistral que impartió ayer.ULY MARTÍN
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