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Columna
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Soplos de poca entidad

Visitamos el Artium de Vitoria para ver obras recientes de José Ramón Amondarain (San Sebastián, 1964), Jon Mikel Euba (Amorebieta, 1967) y Pepo Salazar (Vitoria-Gasteiz), 1972), galardonados los tres en el certamen Gure Artea que promueve el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco.

En las obras de formatos grandes se diría que Amondarain se abisma miméticamente en la estética del estadounidense David Salle (incluida en la Nueva Pintura Figurativa y/o en el Arte Postvanguardista de los 80). Sus 15 dibujos sobre papel no pasan de ser soplos de poquita entidad, pese al alarde de estar hechos buscando la diversidad inventiva. Pasa casi desapercibida la minúscula escultura prensada elaborada con una especie de chapapote oleístico.

Euba bucea dentro de la iconografía de lo político. Por medio de un vídeo dos enmascarados pintan un automóvil en un apartado boscoso. Como correlato, en 9 paneles se cuenta una historia cercana a acciones violentas. Acciones envueltas en una red de ambigüedades trazadas para no permitir que se expliciten abiertamente. La base de esa ambigüedad tal vez sea un reflejo de la cotidianidad vivida por la mayoría de los habitantes del País Vasco. La filmación resulta algo plúmbea y en la ortografía insertada en los paneles aflora alguna impericia redactora. A lo mejor faltaba que al frente de todo fuese instalado el aforismo de Nietzsche: "Todo lo que es profundo ama la máscara".

Las instalaciones de Salazar se mueven dentro de parámetros heavys. Violencia iconográfica. Espíritu o lo que sea punk. Pirueta sinestroide. No otra cosa que fuegos de artificio de un hipotético delirante incendiario de piscinas. Se presentan imágenes de manera simultánea y algo alborotadas como queriendo complicar el asunto para que el todo parezca más logrado y sesudo.

En un descanso de la visita pasamos al espacio de la colección permanente. Dentro de ese espacio, en un anexo, se muestran obras de Luis Gordillo, propiedad de Artium. Nos fijamos en 12 formidables litografías. Sobre un tema determinado, el artista sevillano consigue, mediante leves cambios, mayor diversidad que aquella que andaba buscando Amondarain en sus dibujos. El descanso nos proporciona la atención de otro goce, como es la escultura de Jorge Oteiza, Núcleo en contracción, de 1957 (pieza de hierro cedida por su propietaria). Obra enormemente dinámica, original, una excelente rara avis oteiciana. Como atención final, junto al ámbito de Gure Artea, contemplamos la esplendorosa muestra de fotografías, titulada Agrupémonos todos. Al salir de Artium nos pareció escuchar la lúcida voz de Walter Bejamim: "La atención es la oración del alma". Estoy seguro que lo es. Amén.

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