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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Vía judicial y policial

Las 34 personas detenidas ayer por orden del juez Garzón trataban de reconstruir el entramado de ETA, según el ministro del Interior. Se trata de personas muy jóvenes, casi siempre con antecedentes de violencia callejera, y que se dedicaban a tareas de captación de nuevos efectivos, por una parte, y de recopilación de información sobre eventuales objetivos de la banda, por otra. El declive de ETA no se manifiesta sólo en una menor capacidad operativa, sino en la rapidez con que son abortados los intentos de recomposición de sus estructuras tras cada detención por efecto de la acción policial y judicial.

Ese declive es efecto sobre todo de la eficacia policial y judicial en la persecución tanto de los comandos como de las estructuras de reclutamiento, que en el pasado garantizaban la continuidad organizativa. Pero también de la mayor implicación internacional y del descrédito creciente del terrorismo entre la población. En los años ochenta y primeros noventa, la vida activa media de los comandos de ETA era de algo menos de tres años, y la permanencia de los dirigentes liberados, de cinco años y medio. Desde el fin de la tregua, los comandos duran nueve meses de media y más de la mitad de ellos son detenidos tras cometer su primer atentado o antes de comenzar a actuar.

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Según opinión reciente del consejero vasco de Interior, Javier Balza, es posible acabar con la actual "ETA residual" por vía policial. Ello sería consecuencia, en su opinión, del rechazo que, desde la ruptura de la tregua, suscita ETA en medios que antes le eran favorables o mantenían una actitud de neutralidad. Según el Euskobarómetro, el apoyo a ETA, que a comienzos de los ochenta se situaba en torno al 10%, apenas supera el 2% desde la ruptura de la tregua.

Auunque no todos los dirigentes del partido de Balza son consecuentes con su planteamiento, ya casi nadie contrapone medidas políticas y policiales. Más bien tiende a aceptarse que la eficacia policial es la mejor pedagogía para hacer desistir a los jóvenes tentados por la violencia. Acabar con ETA es interrumpir sus mecanismos de reproducción generacional. Las detenciones de ayer no garantizan el fin del terrorismo, pero sí confirman la eficacia del camino abierto por el juez Garzón a fines de los noventa para poner fin a la sensación de impunidad en que se movió durante muchos años el entorno juvenil de ETA. Y acabar con esa impunidad es condición necesaria para acabar con ETA.

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