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Perfil | Jesús Ignacio Salazar

El aceitero del reino

Desembarcó en 2001 en el mundo del aceite con la compra del Grupo Koipe Carbonell, y desde esa fecha ha revolucionado y trae de cabeza a todo el sector con su política de los precios más altos del mercado para su marca Carbonell y uno de los precios más bajos para su marca blanca. Vasco de nacimiento, hijo de una familia numerosa, economista y técnico en turismo, ha desarrollado su vida profesional a caballo entre México, donde emigró su padre, y España. A la familia Salazar no le fueron mal los negocios en aquel país norteamericano en el mundo de la alimentación, y durante los años sesenta regresó a España para probar fortuna en el sector de la hostelería.

Jesús Ignacio Salazar inició su andadura empresarial en 1990, junto a parte de su familia, con la constitución de Corporación Industrial Arana. Un año más tarde se fijó en el arroz para el despegue de su negocio agroalimentario y se hizo con el Grupo SOS. En 1999 incorporó al Grupo Galletas Cuétara, líder en el sector. Dos años más tarde, tras haber tanteado la posibilidad de entrar en Azucarera Ebro, apostó por el mundo del aceite con la compra de Carbonell, la marca líder.

Apenas cumplidos los 50 años, es uno de los empresarios que en los dos últimos lustros han registrado un crecimiento más importante, con la constitución de una de los primera firmas agroalimentarias españolas, pasando de una facturación de cero euros a más de 800 millones de euros. Hombre ambicioso, amigo de los riesgos y de apostar fuerte, ha construido un grupo en base a una política de endeudamiento y posterior capacidad de ahorro en la gestión. Hace unos años se "envenenó" con el mundo del arroz; luego, con las galletas, y quienes le conocen dicen que hoy está "envenenado" con el aceite. Prueba de la apuesta por ese sector es que acaba de adquirir el 1,4% de SOS para poseer el 11,8% a través de la sociedad Unión de Capitales. Tiene prisa por seguir creciendo y la relación uno a uno recursos/endeudamiento es el pistoletazo de salida para intentar a corto plazo nuevas adquisiciones de marcas líderes.

Amigo de estar cerca de los políticos, su estrategia en el mundo agroalimentario ha levantado admiraciones; también muchos recelos y provocado enemigos, fundamentalmente en el aceite, donde algunos empresarios le ven como un peligro. Separado, con una hija y recién casado, dice ser amigo de la vida familiar y de los deportes marítimos, aunque quienes le tratan señalan que su única afición es el trabajo.

SCIAMMARELLA

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