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AC Hotels pone la casa en orden

Antonio Catalán cambia de estrategia y abandona la idea de salir a Bolsa

Ha pasado una temporada revuelta, pero Antonio Catalán dice sentirse ya "absolutamente tranquilo". Presidente y accionista mayoritario de AC Hotels, dirige, ahora junto a su hijo Ignacio, un grupo que tiene 97 hoteles y que ha dado un giro a su estrategia. AC, cerrado el contencioso que mantuvo con Pau Guardans, consejero delegado de la cadena, abandona la idea de salir a Bolsa y estudia montar unas nuevas reglas de juego.

"En estos momentos la Bolsa no representa un modelo de inversión, sino de especulación", afirma el presidente del grupo hotelero

Catalán tiene una herida, cerrada hace poco, que ha marcado los últimos meses de su negocio. Decidido a profesionalizar una empresa en la que más del 60% está en manos de la familia, en el año 2000 incorporó a Pau Guardans, antiguo director general de Industria, como consejero delegado de la compañía.

AC Hotels, el proyecto en el que se embarcó después de haber vendido NH, estaba en pleno periodo de expansión y la estrategia de crecimiento marcada por su presidente, Antonio Catalán -"un crecimiento basado en la economía real", dice- chocó estrepitosamente con la que llevaba a cabo Guardans, centrada en los mercados financieros. Tan fuerte fue el choque que acabó, incluso, en los tribunales.

El enfrentamiento -cerrado este mismo verano con la compra de las acciones de AC en manos de Guardans por parte de la sociedad patrimonial de Catalán- llevó al presidente a subirse las mangas y meterse a fondo en la empresa. Guardans y varios directores abandonaron el barco y la travesía tomó un nuevo rumbo. Nada de mercados financieros ni de valores. "Nada de economía de ficción ligada al tema Bolsa sí o no", dice Catalán evocando los meses pasados. "La compañía iba a salir a cotizar con un precio artificialmente alto en base a una estrategia financiera con la que no estaba de acuerdo", dice. Así que en el verano de 2002 paró el proyecto.

"La Bolsa", afirma, "no entiende bien este sector. Nosotros somos una compañía hotelera inmobiliaria y en Bolsa acabaríamos, como las demás, siendo sólo gestora". Del total de la cartera AC, el 76% de los establecimiento están en propiedad, el 19% se trata de arrendamientos y sólo el 5% están en gestión. "Además", continúa, "en estos momentos la Bolsa no representa un modelo de inversión, sino de especulación".

Proyecto a largo plazo

Catalán insiste en que, a punto de culminar su proyecto -calcula que en 2006 tendrá un centenar de hoteles en España- tras una inversión estimada de 763 millones de euros, la cadena no puede experimentar los crecimientos espectaculares que requiere la Bolsa, sino que sus socios deben saber que AC Hotels "es un proyecto a largo plazo". En él, España apenas tendrá ya más expansión -"ya cubrimos prácticamente el territorio nacional", dice Catalán-, Italia, donde la cadena cuenta con 13 hoteles, "crecerá con cuidado", y otros países, salvo Portugal, donde ya tiene dos establecimientos, están aún por analizar.

Ese proyecto está ahora pendiente de establecer unas nuevas reglas de juego entre los accionistas de manera que sus participaciones tengan liquidez, se conozcan las reglas de entrada y salida en la sociedad y exista una fórmula automática de valoración de unas acciones que no cotizan. "Ese proyecto", afirma Catalán, "es ahora mi principal reto".

Los socios

AC está participada en un 14% por la sociedad de capital riesgo 3I, en otro 14% por el BSCH, las hermamas de Catalán tienen un 2% y el resto está en manos de otros inversores particulares. De entre ellos está claro que al menos 3I, y probablemente el banco, no tienen vocación de permanencia, de manera que Catalán considera fundamental dotarse de un instrumento que permita, ante todo, saber mediante una fórmula automática cuánto vale la empresa y cuándo se puede salir de ella. A ello contribuye también su propia situación personal, con seis hijos de tres matrimonios diferentes y con edades muy distintas.

La nueva estrategia ha supuesto también la incorporación de Ignacio Catalán, hijo de Antonio, a la empresa prácticamente como consejero delegado en funciones, y el traslado de las oficinas a un nuevo edifico en Las Rozas (Madrid), dejando atrás la etapa en la que se dividían entre Madrid y Barcelona.

Catalán dice estar contento con la marcha del negocio. La facturación estimada para este año es de 132,22 millones de euros y el beneficio bruto operativo (Ebitda) de 37 millones de euros -de agosto a agosto ha crecido un 60%-, con una plantilla que ya alcanza los 1.400 empleados. En los últimos 12 meses AC ha abierto 30 hoteles y mantiene sus dos divisiones: AC Selection, en edificios históricos recuperados, y AC, para ejecutivos del segmento medio-alto.

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