'El ala oeste de la Casa Blanca' triunfa por cuarto año en los Emmy

Pocas sorpresas y muchos repetidores resumieron la 55ª edición de los premios Emmy de televisión. Una vez más, los académicos prefirieron el corte tradicional de un drama como El ala oeste de la Casa Blanca o de la comedia Todo el mundo quiere a Raymond, frente al tono más transgresor de Los Soprano o A dos metros bajo tierra. Pese a la indiscutible victoria de la serie ambientada en la vivienda del presidente estadounidense, TVE la mantiene en la nevera.

A dos metros bajo tierra fue la serie perdedora de la velada y, tras llegar a la ceremonia con el mayor número de candidaturas, un total de 16, que parecían augurar un cambio de aires en los gustos de los Emmy, abandonó el auditorio Shrine de Los Ángeles con las manos vacías.

Ningún crítico pronosticaba la victoria de El ala oeste de la Casa Blanca, su cuarta consecutiva, una serie de calidad protagonizada por Martin Sheen y centrada en la vida cotidiana en las habitaciones más insignes de la Casa Blanca, pero que ha ido perdiendo fuerza con el tiempo. Su victoria como mejor serie dramática fue una sorpresa que volvió a confirmar los gustos tradicionales de la Academia. Los Soprano consiguió cuatro galardones, dos de ellos para sus actores principales, James Gandolfini y Eddie Falco.

Todo el mundo quiere a Raymond (que a finales de año estrenará Digital +) también se impuso sobre series más innovadoras en su humor, como Curb Your Enthusiasm o Sex and the City. Los cuatro galardones, como mejor comedia, mejor guión y mejores interpretaciones secundarias, para Brad Garrett y Doris Roberts, dejaron claro que, como dice su título, "todo el mundo quiere a Raymond".

Incluso la edad de los ganadores dejó en evidencia las elecciones tradicionales de esta edición, donde Debra Messing, ganadora como mejor actriz de comedia por Will & Grace, fue la única intérprete premiada por debajo de los 40 años. Una ecuación irónica teniendo en cuenta las continuas bromas que generó esta entrega de premios, en la que se hizo referencia a la tendencia de la pequeña pantalla a captar únicamente a una audiencia adolescente.