Los presidentes de Deutsche Bank y de IG Metall serán enjuiciados por la venta de Mannesmann
Josef Ackermann, presidente del mayor banco alemán, Deutsche Bank, y Klaus Zwickel, hasta hace poco presidente del mayor sindicato industrial del mundo, el IG Metall, serán enjuiciados próximamente por su comportamiento durante la venta del Grupo Mannesmann a Vodafone en febrero de 2000. Ambos formaban parte del consejo de vigilancia de Mannesmann que autorizó millonarias indemnizaciones para los directivos en torno a Klaus Esser, en aquel entonces presidente del grupo industrial y de telecomunicaciones alemán. Esser primero intentó resistir la OPA hostil de la operadora de telecomunicaciones británica y luego dio su visto bueno a una venta que rondó los 190.000 millones de euros.
La operación fue tan histórica como podría ser el proceso judicial que se avecina: era la primera vez que un grupo extranjero se hacía con una de las grandes multinacionales alemanas. La batalla por el favor de los accionistas duró meses y costó millones de euros en campañas de publicidad. Al final, tras una última frustrada maniobra de acercamiento al grupo francés Vivendi, Esser y su equipo dieron su brazo a torcer. "Este cambio estuvo relacionado con pagos de dinero", sostiene la fiscalía, que ya en febrero había abierto el correspondiente sumario y ahora ha logrado que el tribunal superior de Düsseldorf admitiera a juicio sus acusaciones por malversación de fondos contra un total de seis directivos. Los dineros repartidos entre la cúpula directiva de Mannesmann rondan los cien millones de euros, pero el proceso judicial en cuestión se refiere a los hasta 57 millones de euros (111 millones de marcos de la época) que recibieron los miembros del consejo directivo. Los pagos fueron autorizados por el consejo de vigilancia.
