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Reportaje:CICLISMO | Comienza la Vuelta a España

Las vacaciones del 'signore' Cipollini

El campeón mundial participa sólo por la amenaza de exclusión que pesaba sobre su equipo y piensa retirarse a las primeras de cambio

Carlos Arribas

Mario Cipollini está de vacaciones desde finales de mayo y no tiene ninguna intención de interrumpirlas pese a que se encuentra Gijón y hoy tomará la salida en la Vuelta a España. Será una participación testimonial y obligatoria. Simbólica. Todos felices: los organizadores podrán decir que entre los 198 participantes de la edición de 2003, la que hace la número 25 de las de Unipublic, estaba el campeón del mundo y Cipollini podrá una vez más vestirse el maillot de mártir de la causa ciclista y de salvador de un deporte en crisis. A tal estado de desquiciamiento ha llegado el ciclismo

Cipollini se retiró del Giro, en el que su compatriota Petacchi le robó el título de rey de las volatas (sprints en italiano) y desde entonces no ha vuelto a tocar una bicicleta. Entre otras razones, porque el Tour no le invitó a correr. Ha participado en actos promocionales de su equipo, el Domina Vacanze, una especie de club de vacaciones; ha tomado el sol en las playas de Sicilia, de Cerdeña, de la Riviera y de Mónaco... Se ha divertido con su familia y compañía. Ha firmado una renovación de contrato hasta finales de 2005, cuando tenga 38 años. Ha disfrutado de la vida y se ha sentido líder del ciclismo italiano al anunciar que participará en el Campeonato del Mundo de Hamilton, cuyo recorrido no es en nada propicio a sus características, simplemente para hacer revivir el espíritu de solidaridad y compañerismo de Zolder.

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Pero la Vuelta no es el Tour y no sólo ha invitado a participar a Cipollini, sino que su concurso, vistiendo su espectacular maillot arcoiris conquistado hace un año en Zolder, se convirtió en condición sine qua non para la participación de su equipo, lo cual no deja de ser extraño, ya que la relación de Cipollini con la Vuelta, carrera en la que sólo el año pasado ganó etapas (tres), ha sido casi siempre traumática. Una vez, en 1994, por poco se rompe la cabeza en Salamanca. Otra, en 1997, no llegó a salir porque se volvió a su país para ser jurado del concurso de miss Italia. Pero la Vuelta estaba empeñada. Si no había Cipollini, no había Domina Vacanze. Y así se lo hizo saber Víctor Cordero, su director deportivo, a Vincenzo Santoni, el manager del equipo italiano.

Cipollini ni quería correr la Vuelta ni estaba en condiciones de aguantar más que unos cuantos kilómetros. Ante el ultimátum, la primera reacción de Santoni, un hombre hábil, un negociante que florece en las aguas turbias, fue decir que el equipo inscribía a Cipollini, pero que si luego el corredor no acudía a la Vuelta no podía hacer nada. No coló. Cipollini dijo "nanay" y Cordero " no, no". Después, Santoni alegó que Cipollini no está para correr la Vuelta y que era paradójico que le obligaran a alinear a un corredor que no se halla en forma para permitir participar a un equipo que siempre ha tenido buenas actuaciones sin su líder. Tampoco coló. Finalmente, presionado por mismísimo presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), Hein Verbruggen, a quien se dirigió en busca de amparo, y por el presidente de su propia federación, Cipollini dijo "sí". "Lo hago por responsabilidad", proclamó; "por mis compañeros".

Y, así, Cipollini, dorado por el claro sol de las playas, que proporciona un moreno que en nada se parece al que proporciona la bicicleta en verano, se presentó en Gijón. Dispuesto a sacrificarse; esto es, a correr la primera etapa, una contrarreloj por equipos de 28 kilómetros, y a bajarse en la segunda, en la que, de todas maneras, poco podría decir: el recorrido pasa por el alto del Mirador del Fito, de primera categoría, el último puerto que escaló Miguel Indurain antes de retirarse, un puerto en el que, evidentemente, Cipollini se quedaría descolgado incluso aunque se hubiera pasado todo el verano entrenándose duramente.

Mario Cipollini.
Mario Cipollini.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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