Clos propone un pacto por el civismo y reclama endurecer las sanciones

El alcalde de Barcelona, Joan Clos, inició ayer el curso político con un llamamiento al civismo y propuso un pacto ciudadano para mejorar las condiciones de convivencia en la ciudad, que se están deteriorando. Suciedad, conducción temeraria y ruido son los principales efectos de las actitudes incívicas. Sobre la suciedad, Clos destacó que el gasto de limpieza se ha incremenado en un 24%, pero reconoció que "eso no basta".

"Entre mayo y septiembre se ha aumentado en un 24% el gasto de los servicios municipales de limpieza y, sin embargo, la sensación de suciedad persiste en la calle. Este problema no sólo depende de aportar más dinero o de corregir el funcionamiento de los servicios, que lo haremos si hace falta. Barcelona es una de las ciudades que más gasta en la limpieza, y en la que se pagan más impuestos por ello", afirmó ayer el alcalde al ser preguntado sobre qué medidas pensaba tomar el consistorio para combatir la suciedad (véase EL PAÍS de ayer).

El alcalde señaló a las empresas -en especial a las que colocan miles de folletos en cualquier parte-, comercios y establecimientos como los principales causantes de la suciedad y el deterioro de las calles: "No creo que las familias sean las causantes, pero también se tiene que combatir el mal hábito de dejar la bolsa de basura donde no toca o cuando no toca. Porque si lo hacen, se va generando la degradación y al final se puede convertir en un problema de convivencia, en un momento especialmente delicado para la ciudad, que tiene ya el 12% de población inmigrante".

Tan preocupantes son para el alcalde los problemas de la limpieza como la circulación temeraria, el ruido o el botellón. Y también la ocupación descontrolada del espacio público para cualquier actividad, como las fiestas que se han sucedido este verano en plazas y playas. "La ciudad no puede ser un caos. Hay que apelar al civismo, algo que parece que no se lleva cuando soplan aires de liberalismo e individualismo", insistió.

Comisión especial

Clos ha encargado a la concejal de Educación, Marina Subirats, la creación de una comisión que inicie, junto con universidades y entidades sociales, una reflexión sobre el civismo en el siglo XXI para llegar a un pacto que implique a todos los estamentos sociales. Algo parecido al Pacto por la Movilidad, nacido también de una situación muy problemática del tráfico en la ciudad. Paralelamente, el Ayuntamiento ha iniciado un proceso de simplificación de las ordenanzas municipales. Será la segunda revisión tras las modificaciones del pasado mandato.

La otra condición imprescindible para acabar con las actitudes incívicas es disponer de instrumentos punitivos eficaces. "Esos instrumentos están en la Carta Municipal, que prevé aumentar la autoridad del alcalde y la justicia local para resolver problemas de convivencia. Sólo nos falta que se apruebe", apuntó Clos.

La Carta Municipal lleva una legislatura encallada en el Ministerio de Administraciones Públicas, al que acaba de llegar Julia García-Valdecasas, hasta ahora delegada del Gobierno en Cataluña. "Ella conoce muy bien la Carta y la realidad de Barcelona. Me gustaría que el último gesto de Aznar con una ministra catalana fuera la aprobación de esta ley especial para Barcelona, aunque lo consideró muy difícil".

La de ayer fue la primera comisión de gobierno del nuevo consistorio. En ella se aprobó el proyecto Porta Firal, que debe resolver la conexión de los palacios de Fira 2 con la ciudad a través del paseo de la Zona Franca. Clos avanzó como prioridades para este mandato el lograr que el Fòrum de les Cultures sea un éxito, más vivienda y el despliegue de los Mossos d'Esquadra.