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Reportaje:PERSONAJES

El embrujo de una chica 'playboy'

La rusa Svetlana Jorkina, de 24 años, la primera gimnasta que logra el tercer título mundial absoluto

Amaya Iríbar

La estadounidense Carly Patterson, la segunda mejor gimnasta del mundo, la llamó "actriz" nada más terminar la competición. Lo dijo en el buen sentido, pero está claro que la rusa Svetlana Jorkina le echa bastante cuento. A punto de decir adiós a la gimnasia, con 24 años cumplidos, la gimnasta que siempre tiene un guiño o un mohín para la cámara y que adorna en un anuncio de Longines todos los marcadores del Arrowhead Pond de Anaheim (EE UU), pasará a la historia como la única triple campeona mundial absoluta. "Este campeonato era muy importante para mí porque es mi último mundial", anunció la campeona, que se retirará tras los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004.

Alta como ninguna, estilizada como si fuera una gimnasta de rítmica, rubia de piel blanquísima y ojos claros, Jorkina mide 1,64 metros y su figura destaca en un deporte acostumbrado al metro y medio. Sin embargo, no es tan precisa como hace unos años y sus ejercicios tienen mucha menos dificultad que los de sus rivales.

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La edad no perdona y menos aún en un deporte como la gimnasia. Los jueces, por el contrario, sí. Embrujados por una diva que de cerca es casi como una niña, con granos en la frente y la mirada asustada, y estimulados por un público que la adora y jalea como si fuera estadounidense, sólo le piden a la campeona rusa que no falle para inflar sus notas.

El viernes no lo hizo y recibió puntuaciones inexplicablemente altas en barra y suelo, donde intenta expresarse "desde lo más profundo del corazón", explicó mezclando el ruso con el inglés. Para acabar la función Jorkina abandonó su pose de megaestrella y lloró sobre el podio mientras oía el himno ruso. No era para menos. Pocos daban un duro por ella. La gimnasia se ha puesto muy difícil y su cuerpo, menos potente que el de las niñas-llavero que mandan en este deporte desde que apareció Nadia Comaneci, tiene dificultades para mantener el nivel y la perfección de sus ejercicios.

Dada su talla, la carrera de Jorkina ha sido una lucha constante. Una pelea suya y de su entrenador, Boris Pilkin, por adaptar la gimnasia a su cuerpo, poco apto para este deporte. Ese es su gran mérito, el ser una de las gimnastas más innovadoras del mundo, con seis ejercicios a su nombre en el actual código de puntuación.

La pareja Jorkina-Pilkin es una de las más curiosas e irrompibles del mundo gimnástico. El entrenador ruso, sin embargo, no estaba en Anaheim para llorar el triunfo con su pupila como han hecho tantas veces. "Se ha quedado en casa porque tiene 74 años y el viaje era muy largo", apuntó la campeona.

Dejando al margen el trato de favor que recibe la rusa -al fin y al cabo las injusticias sobran en un deporte subjetivo como la gimnasia-, el mérito de Jorkina es enorme. No hay más que echar un vistazo a su palmarés. Participó en su primer campeonato del mundo en 1994 y ganó el título absoluto en 1997 y 2001. Con su triple corona mundial supera a la checa Vlasta Dekanova -1934 y 1938-; a sus compatriotas Larisa Latinina -1958 y 1962- y Ludmila Turischeva -1970 y 1974- y a la estadounidense Shannon Miller -1993 y 1994-.

La rusa es, además, la vigente campeona de Europa, título que también ha ganado tres veces, y tiene 11 medallas mundiales, europeas y olímpicas, por equipos y 27 por aparatos. Su mejor prueba son las paralelas donde ha sido cinco veces campeona de Europa y del mundo y de los Juegos Olímpicos de Atlanta y Sydney.

Su nuevo título no sólo justifica el empeño de la gimnasta por seguir en activo tras varios escarceos profesionales: actuó en una obra de teatro en Moscú y posó para la revista Playboy. También es un regalo para el equipo ruso, la gran potencia de este deporte y que hasta el triunfo de Jorkina no había tocado metal en este campeonato.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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