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Tres niños magrebíes viajan 660 kilómetros en los bajos de un camión

Los menores, de entre 8 y 14 años, fueron descubiertos en Alcarràs

Tres menores indocumentados vieron frustradas sus ilusiones el pasado martes cuando un camionero los descubrió en los bajos de su tráiler congelador. Los niños, de los cuales sólo se sabe que tienen entre 8 y 14 años de edad, estaban en un pequeño habitáculo de medio metro de altura y dos de longitud, e hicieron un recorrido de 660 kilómetros y más de 9 horas de viaje.

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El conductor salió de Ciudad Real al mediodía en dirección a Barcelona. Hacia las diez de la noche el conductor paró a cenar en un restaurante próximo a una gasolinera, en Alcarràs (Segrià), sin sospechar en ningún momento nada extraño. Al salir del local algo le llamó la atención entre los ejes delanteros y posteriores del vehículo, un camión frigorífico. Al acercarse, descubrió a los tres niños, escondidos en ese pequeño habitáculo, que realizaban el viaje a escondidas poniendo en serio peligro sus vidas.

Un portavoz de los Mossos d'Esquadra informó de que los menores se encontraban en el vehículo desde el inicio del trayecto, en Ciudad Real. El camionero, asustado en principio por los problemas legales que pudiera ocasionarle este hecho, decidió llamar a la policía autonómica, que poco después se hizo cargo de los niños y los puso a disposición de la Fiscalía de Menores.

Los tres magrebíes pasaron dos noches en el centro de menores de Raïmat (Segrià) por orden de la fiscalía y bajo tutela de la Generalitat, a la espera de diversas pruebas. Ante la falta de documentación, ayer se les practicó un examen radiológico en el que se les analizaron los huesos de las muñecas y se confirmó que los tres son menores.

La intención de los chicos, que podrían tener entre 8 y 14 años, era llegar a Barcelona. Los jóvenes conoce el castellano, hecho que hace pensar a los Mossos d'Esquadra que se encontraban desde hacía tiempo en España.

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Al igual que sucede con estos tres magrebíes, el Departamento de Bienestar y Familia de la Generalitat da alojamiento en forma habitual a muchos niños y jóvenes inmigrantes abandonados. El primer paso que realiza la Generalitat es buscar a las familias de los chicos: se trabaja en colaboración con los consulados para intentar devolverlos a su país, siempre y cuando se compruebe que sus padres están en condiciones de mantenerlos. Si eso no es así, son enviados a centros residenciales, de donde en principio pueden salir y entrar sin problemas. En caso de que hayan cometido algún delito, la situación es más complicada y decide la justicia.

Pero la problemática de los niños de la calle no es nueva. En 1997 se empezó a advertir la presencia significativa de menores inmigrantes sin familia en todo el territorio español. En el año 2000 se formó la Plataforma en Defensa de los Menores Inmigrantes Desamparados, que presionó a las administraciones para que realizaran un trabajo más eficiente en este asunto. Se ha llegado a hablar de hasta 300 menores abandonados, sobre todo de origen magrebí, sólo en las calles de Barcelona. Las administraciones no han podido determinar la cifra exacta, aunque en los últimos años la tendencia de recién llegados ha bajado.

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