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Tribuna
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Lo que vimos en Bunia

Estuve recientemente en Bunia con mi homólogo belga, el señor André Flahaut. Ahí pude constatar que la fuerza multinacional de urgencia Artemis de la Unión Europea había logrado la pacificación y el restablecimiento de la seguridad en la ciudad de Bunia y sus alrededores. La total ausencia de milicianos armados y el visible reinicio de la actividad de la población civil son señales tangibles de esta normalización constatada por los periodistas, entre otros, del enviado de la agencia France Presse, que estuvo cerca de una semana ahí.

Al contrario de lo que afirman algunos, se está volviendo, poco a poco, a una vida normal en la zona controlada por la fuerza multinacional. Bunia está lejos de ser una ciudad fantasma. Es una ciudad viva. Las organizaciones no gubernamentales pueden trabajar en condiciones satisfactorias. Los niños juegan en la calle. Muchas de las poblaciones refugiadas regresan. Los habitantes van al mercado y, como señal de una confianza recobrada, la agricultura comienza de nuevo en muchas parcelas todavía baldías hace semanas.

La situación permanece, por supuesto, tensa y, a veces, muy difícil en Ituri fuera de la zona de responsabilidad de la fuerza internacional. Pero en la ciudad misma, los actos de violencia que todavía se producen son crímenes de derecho común que necesitan una respuesta no militar (policía, justicia). Esta difícil y valiente misión se ha llevado a cabo en un entorno especialmente complejo y peligroso. El conjunto constituye, en la opinión de todos, una referencia para la defensa europea y un éxito notable en el plano militar.

Mientras el Consejo de Seguridad acaba de reforzar sus prerrogativas y sus medios, la Misión de Observación de Naciones Unidas para el Congo (MONUC) tendrá que aprovechar el destacado trabajo de los soldados de la fuerza Artemis para extender de forma progresiva esta zona pacificada.

Es un honor para los hombres y mujeres de la fuerza Artemis, las naciones involucradas en la operación y la Unión Europea, que respondió a la llamada de Naciones Unidas, haber asumido importantes riesgos para estabilizar una región traumatizada por años de conflictos.

Los 1.600 soldados de la fuerza multinacional interina de urgencia involucrados ahora en Ituri bajo mando de la Unión Europea con un mandato de Naciones Unidas, pueden sentirse orgullosos del éxito de su misión.

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Michelle Alliot-Marie es ministra de Defensa de Francia.

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