Atrapados por las llamas
Cuando en un incendio forestal hay víctimas, la mayoría de veces suelen ser profesionales relacionados con las tareas de extinción. En muchos casos se trata de los ocupantes de las avionetas contra incendios, y en otros son bomberos o miembros de las brigadas forestales.
En muy pocas ocasiones los muertes han sido personas que han huido de sus casas al ver que el fuego se acercaba y que luego se han encontrado atrapadas por las llamas o por el humo. Hay que remontarse a 1993 para encontrar un episodio parecido al de Sant Llorenç Savall, donde cinco personas de una misma familia murieron asfixiadas el domingo al intentar huir del incendio. En agosto de 1993, cuatro personas, también de una misma familia, murieron calcinadas en un coche en Vespella de Gaià (Tarragona) cuando intentaban huir de un fuego que quemó el 80% del término municipal.
Las cuatro personas eran de Sant Cugat del Vallès (Barcelona) y tenían su segunda residencia en una urbanización de Vespella.
No hay más accidentes que se puedan comparar al episodio de Sant Llorenç Savall. Esto confirmaría que las evacuaciones y los desalojos que se suelen hacer cuando hay un incendio y existe el peligro de que el fuego alcance alguna casa, funcionan.
En Cataluña, el pasado mes de junio fallecieron dos ocupantes de una avioneta que actuaba en la extinción de un incendio de la comarca del Solsonès cuando el aparato se estrelló.
