_
_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La cuestión del infierno

"Jóvenes que vais bailando / al infierno vais llegando", decía un dístico de mi infancia. Pienso mucho en el infierno estos meses de calor sofocante madrileño: "Nueve meses de invierno y tres de infierno", se decía de Madrid en Madrid (lo he oído como propio en Zaragoza, en Valladolid, en Guadalajara...). El cartel que tenían en casa Eva y Alfonso Sastre era más somero, creo que sólo decía que "Bailar es pecado", y pintaba a una jovencita en manos del diablo y entre llamas. Este Papa dice que sí hay diablo (¿no estará en el Vaticano?) pero que el infierno no es una tortura física: sólo es "la privación al alma de la vista de Dios". ¿Sólo? A los teólogos les parece lo más horrible. A sus discípulos, no. Digo, supongo: les veo cometer todos los pecados que definen ellos -¡jo, como mienten!- con una tranquilidad absoluta. Lo peor de los creyentes es que no creen. Una vez iba por las calles de Marbella con el arcipreste Bocanegra y con Luis Zarraluqui (padre); me esforzaba en hablar de una manera adecuada, cuando don Luis me dijo: "No se moleste usted más: el arcipreste está en el secreto". No supe si era una broma, un chiste de sacristía. Él mismo me dijo que había consolado una beata agonizante con las palabras características de la descripción del cielo, y ella le contestó: "Pues si es así, venga, venga conmigo", y le agarró con la mano esquelética llena de la última fuerza.

No es éste el caso. Bush no tiene Papa: es cristiano duro, puritano, y Sharon, que cree en el mismo que él, tipos del antiguo testamento: coriáceos (almas de cuero), que saben que la guadaña es suya; los veo juntos con su Hoja de ruta. Fingiendo ante el público. Son los dos hombres de Afganistán, de Irak: serán los de Siria, Líbano, Irán. Hombres de Dios, de oración diaria. Capaces de hacer creer que un país tiene armas que los dos saben que no tiene para expandirse. Bush hace como que se disgusta porque Sharon construye el muro que cerca a los palestinos. Muchos muros hay en el mundo desde que derribamos el de Berlín. Bush tiene uno de los suyos en Río Grande; el infierno está al otro lado. Nosotros tenemos el muro de agua del estrecho de Gibraltar: no tengo cálculos, pero creo que ya ha habido más muertos en él de los que hubo en el muro de Berlín. Los dos y éste de aquí y sus apóstoles y sus seguidores saben que sí hay infierno, y es el de los otros, ahora: que sí hay cielo, y es el suyo. Que no entren los malos: ni al petróleo ni a los terrenos madrileños.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_