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Crónica:CAMPEONATOS DEL MUNDO DE NATACIÓN | Decepción en la representación española
Crónica
Texto informativo con interpretación

Jivanevskaia pierde la sonrisa

La española se queda fuera del podio en la final de 100 espalda, que gana la alemana Buschschulte

Cuando su mano realizó el toque, la mirada de Nina Jivanevskaia quedó fijada en la pantalla en que se reflejan los tiempos. Pasaron sólo unos segundos antes de que se perdiera en el infinito y que su imborrable sonrisa se borrara sólo por unos minutos. Sola en la piscina del Palau Sant Jordi de Barcelona, la nadadora de 26 años vivió un momento de frustración similar al de Fukuoka en 2001. No acababa de creerse lo que sus ojos estaban viendo. Era cuarta, por detrás no sólo de su principal rival en la prueba de los 100 metros espalda, la alemana Antje Buschschulte, que ganó el oro, sino también de la veterana danesa Louise Ornstedt, plata, y de la sorprendente británica Katy Sexton, bronce.

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Desde una perspectiva histórica la decepción fue grande. Jivanevskaia era de las cuatro quien mejor palmarés podía presentar. Y todo llevaba a la conclusión de que sin la americana Natalie Caughlin, la única que ha bajado la barrera del minuto en los 100 espalda, incluso el oro era posible. Las especulaciones habían alcanzado su cénit en las semifinales, cuando la española de origen ruso acreditó un estado de forma excepcional, consiguiendo el mejor tiempo de su carrera (1m 0,74s) y clasificándose en segundo lugar, sólo por detrás de Buschschulte, bronce en los Mundiales de Fukuoka en 2001.

Sin embargo, Jivanevskaia parecía tensa antes del inicio de la carrera. Afrontaba la posibilidad de abrir una puerta, cerrada todavía a cal y canto para las nadadoras españolas, en el medallero mundialista de piscina. Y lo acusó. No tuvo una gran salida, y eso la obligó a forzar su máquina mucho más de lo que ella hubiera deseado. En el parcial de los 50 metros, su tiempo se acercaba a lo que ella misma había previsto: 30,04. Idéntico al que había logrado en las semifinales. La diferencia estribaba en que esta vez el mismo crono la situaba ya en quinta posición.

La distancia con sus principales rivales, sin embargo parecía asumible. La danesa Ornstedt, de 28 años, que corría por la calle uno, había pasado 41 centésimas antes, pero Buschschulte, su teórica enemiga, le llevaba sólo 37. La batalla iba a plantearse en el segundo parcial, donde Nina suele sentenciar las carreras. "Mi estrategia será la misma que en las semifinales, no como en las series, donde forcé mucho al principio y llegué más cansada a la conclusión", había reflexionado antes de la final. Pero esta vez nada funcionó. Su brazada siguió fluyendo con fuerza y ella misma no pareció tener conciencia de lo que estaba ocurriendo hasta que tocó la placa.

Sin embargo, la realidad le demostró que el esfuerzo realizado en los primeros 50 metros acabó pasándole factura. Jivanevskaia salió de la piscina recuperando la sonrisa, pero sin haber podido ofrecer todavía la primera medalla a sus padres, que la vieron competir por primera vez en directo en una final ayer en Barcelona. "Espero lograrla en 50 metros", confesó. Pero, por el momento, su única medalla mundialista sigue siendo la plata que logró en los 100 espalda compitiendo con Rusia en Roma en 1994.

Los laureles fueron ayer para la alemana Buschschulte, de 24 años, estudiante de biología, que logró en las semifinales del pasado lunes en el Sant Jordi el mejor tiempo de su carrera (1m 00,61s) y volvió a superarlo ayer en la final (1m 00,50s). La alemana se había coronado con la plata en los 50 metros y el bronce en los 100 en los Mundiales de Fukuoka. Pero nunca hasta ahora se había colgado el oro.

Jivanevskaia, al fondo, al concluir la prueba, ganada por la alemana Buschschulte, en primer plano.
Jivanevskaia, al fondo, al concluir la prueba, ganada por la alemana Buschschulte, en primer plano.VICENS GIMÉNEZ

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