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Crítica:LAS VENTAS | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El futuro, también nublado

El cielo entoldado y los toros muy nublados, sosos y blandos, que se cargaron la buena tarde que siempre esperamos, por muy exigentes y mal pensados que seamos. En líneas tan generales como bien intencionadas, podemos decir que los toreros estuvieron mucho mejor que los bureles de tan de poca casta. Y así se hace lo que se puede, por parte de los espadas de turno que, de alguna manera, dieron lo que de bueno tenían, y contando con lo que tuvieron delante.

Juan Diego, en su primero, los encontramos por encima de las circunstancias, que no le fueron favorables, pues el torillo inválido no le sirvió ni para torear de salón, ¡qué ruina, Dios mío!, de toro de tan blandas intenciones. Por los altos del tendido siete salieron voces que pedían toros, pero de verdad. No era para menos. Pero con semejante material, el buen torero salmantino demostró templanza y clasicismo, para quien supiera ver y comprender. Un lance a la verónica, robado en el saludo de capote, un pase de la firma en el tanteo de muleta. Y después seguridad y esa seriedad de la Castilla profunda.

Sepúlveda/ Diego, Montes, Martínez

Cinco toros de Sepúlveda de Yeltes, desigualmente presentados, blandos y mansos; 6º de Antonio López, mansurrón y manejable; 5º, devuelto por inválido, sobrero de El Marqués de Albaserrada. Juan Diego: estocada casi entera (saludos); estocada (palmas). José Montes, que confirmaba la alternativa: tres pinchazos y tres descabellos (silencio); pinchazo y media (silencio). Sergio Martínez: tres pinchazos -aviso- estocada caída (silencio); estocada baja y atravesada (saludos). Plaza de Las Ventas, 29 de Junio.

En el cuarto, corroboró sus intenciones y hechuras de clásico conocimiento, todo lo que pudo ante otro toro basto, cargado de kilos y mucho más de mansedumbre y casi como anémico, de lo blando que estaba, el pobre. Las verónicas del saludo por el pitón izquierdo resultaron templadas y hondas, la bamba de adelante y remate en la cadera contraria. Exprimió al toro en la muleta sin descomponerse y luego mató a volapié limpio y neto. Sin ningún gesto fuera de lugar. Una labor de torero capaz, en la que la clase parece algo evidente.

José Montes hubo de confirmar alternativa con un muy mal toro de Sepúlveda. Le saludó en el tercio con una larga cambiada y después lanceó de forma irregular, antes de llevar al morlaco ante el caballo. Brindó el toro a su mozo de espadas y a continuación realizó una faena de muleta más que digna y pulcra; cuidó la embestida, y sin obligar dio muletazos precisos, en busca de un viaje amistoso en toro tan inválido como soso. Cuando falta lo que tiene que haber, casta y fortaleza brava, el torero solo puede lucir profesionalidad y buenas maneras. En su segundo Montes estuvo valiente y comprensible ante un toro con genio y problemas. No se dejó ganar la partida y resolvió con entereza y seguridad.

Sergio Martínez después de su buena actuación del domingo pasado repitió comparencia en Madrid. Y en primer lugar le tocó un noble y manejable burel con el que no llegó a entenderse completamente, aunque se lució en diversos pasajes de la faena de muleta. Brilló su corte vertical y su andar por la arena con torería y maneras elegantes, y varios muletazos de mano diestra tuvieron buen acabado. Los pases de pecho, algunos fueron sin enmendar. O sea obligados, y barrió el lomo del toro con donosura. Pero le faltó ese punto de continuidad. El lugar en donde citar con acierto y luego correr la mano con largura a golpe cantando.

Mejoró la cosa para el torero de Albacete en su segundo, al que le construyó una aceptable faena por redondos y naturales, más compuesta y mejor pensada, y más limpia en su trazos. Luce este torero un corte vertical, cercano a las formas manoletistas, aunque tiene su aquel personal, que busca sobre el albero, con quietud y cierta de soberanía.

Y nos fuimos a la calle con el sabor agridulce, tras ver maneras y torería, pero otra tarde más de mala o poca casta, de invalidez y sosería. Como no tomen cartas en el asunto quienes tengan que hacerlo, eso del futuro, se puede poner tan nublado como la tarde de marras. Nos referimos al futuro de la Fiesta. Que los dioses la guarden por muchos años.

Juan Diego da un derechazo a su primer toro ayer en Las Ventas.
Juan Diego da un derechazo a su primer toro ayer en Las Ventas.EFE
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