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Reportaje:

El tren se para

Jonah Lomu, el Shaquille O'Neal del rugby, abocado a diálisis y a un trasplante renal

Hay deportistas cuya clase excede a su modalidad. Asombran tanto que pueden captar la atención de gente que jamás antes había prestado atención a su deporte. El jugador de rugby neozelandés Jonah Lomu pasará siempre a la historia como uno de ellos. Ahora, una implacable afección renal que le empezó en 1997, le tiene abocado a diálisis y a un trasplante a sus 28 años recién cumplidos, lo que supondrá prácticamente su adiós definitivo. Él, aún dice que se arriesgará a jugar dentro de cuatro meses la Copa del Mundo, algo que le falta en su palmarés. Pero nadie lo ha hecho nunca así y sería un milagro.

Lomu, una de esas fuerzas de la naturaleza que pueden surgir para el deporte en cualquier parte, sufre un problema nefrítico que afecta más a los aborígenes maoríes y a las etnias polinésicas, que a los blancos. Lomu, aunque nacido en Auckland, es de padres tonganos, que huyeron de su isla a Nueva Zelanda cuando Francia empezó sus ensayos nucleares a finales de los años 60. El niño que acabaría convirtiéndose en un formidable atleta de 1,96 metros y 115 kilos de peso, y que correría los 100 metros por debajo de los 11 segundos, debió forjarse en condiciones difíciles en las calles y acabó plasmando su enorme potencia en el deporte del balón ovalado, toda una religión neozelandesa. Pocos rivales han podido pararle, sólo de dos en dos y hasta de tres en tres. Pero su maldita predisposición genética renal, bien distinta a la muscular, parece frenar definitivamente al deslumbrante tres cuartos ala izquierdo.

Hace unos meses el esquiador austriaco Hermann Maier dio una prueba de recuperación asombrosa al reaparecer y ganar tras perder casi una pierna un año antes en un accidente de moto. Pero en el caso de Lomu hay complicaciones incluso mayores. Ahora mismo, ante el fallo renal, deberá ser tratado con EPO para compensar el síndrome nefrítico que le produce anemia, pérdidas de sangre y proteínas, por lo que daría positivo en cualquier control antidopaje. Y aunque reciba un trasplante, para lo que hay ya voluntarios que salvarían la lista de espera neozelandesa, sería muy peligroso seguir jugando al rugby, un deporte con tanto contacto.

El equivalente físico de Shaquille O'Neal en rugby apenas necesitó aparecer al gran nivel en la III Copa del Mundo disputada en Suráfrica en 1995 para evidenciar que era un jugador fuera de lo normal. Entonces apenas había cumplido los 20 años, tras ser el internacional all black más joven con 19. Nueva Zelanda perdió la final con el anfitrión, porque en su inteligente defensa dedicó especial cuidado a Lomu, que dos días antes, en la semifinal contra Inglaterra, había firmado una de las páginas más brillantes de la historia del rugby de todos los tiempos. En el 45-29 con que los All Blacks ganaron a los ingleses, Lomu logró uno de sus récords, al marcar cuatro ensayos extraordinarios. Su fuerza de locomotora le permitió resistir hasta tres placajes a la vez, sin ser derribado.

La exhibición de Lomu no sólo encantó al mundo del rugby, sino a cualquier amante de las hazañas y hasta a los avispados empresarios, especialmente Rupert Murdoch, el magnate australiano de la comunicación, que tras verle puso sobre la mesa casi 600 millones de dólares para adquirir 10 años los derechos del rugby en el hemisferio sur. Si quedaban algunas dudas sobre el fin del amateurismo en uno de los últimos deportes que se resistía oficialmente a dar el paso profesional, se acabaron. Y Lomu fue el gran detonante. La lástima fue que tras caer enfermo por primera vez apenas dos años después, tardó otro en recuperarse y volvió, pero ya nunca fue el mismo. Produjo los mismos asombros, porque ningún jugador en la historia lo ha hecho,pero esporádicos. En la Copa del Mundo de 1999 de nuevo maravilló con ocho ensayos, que con los siete de 1995 le mantienen como plusmarquista del torneo. Pero fue el principio del fin. El tren se para.

Lomu, pese a ser placado por el escocés Metcalfe, a punto de lograr un ensayo en la Copa del Mundo de 1999.
Lomu, pese a ser placado por el escocés Metcalfe, a punto de lograr un ensayo en la Copa del Mundo de 1999.REUTERS

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