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El euro marca máximo histórico cuatro años y medio después de su nacimiento

La divisa europea alcanzó los 1,1867 dólares, superando la cotización del 4 de enero de 1999

La cotización del euro en los mercados de divisas logró ayer superar el máximo histórico al situarse en 1,1867 dólares. Un nivel no visto desde el 4 de enero de 1999 (1,1837 dólares), fecha de su estreno, tras la que inició un camino de más de cuatro años de depreciación. Con el cambio de ayer, el euro ya ha subido un 13% en el año y el 42% desde los mínimos de octubre de 2000 (0,8272 dólares). La fortaleza del euro tiene efectos contrapuestos para la eurozona, ya que encarece las exportaciones, pero ayuda a controlar la inflación. Así, los expertos ven más cercana una rebaja de los tipos de interés, ahora en el 2,5%.

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La imparable revalorización del euro inicada este año llevó a la divisa europea a marcar un máximo histórico en 1,1867 dólares, niveles que no conocía desde su estreno en enero de 1999. En su traducción a la extinta peseta, un dólar se situaría actualmente en 140 pesetas.

El Banco Central Europeo (BCE) fijó, no obstante, el cambio oficial en 1,1815 dólares, al establecer esta paridad a primera hora de la tarde, aunque fue después cuando se produjo la mayor subida en los mercados de divisas. Una cotización que también fue máxima respecto a la divisa japonesa en 138,66 yenes. A los males de la economía japonesa se sumó el fuerte terremoto que se adivina como otro elemento de incertidumbre sobre esta divisa.

Con ello, el euro ha ganado el 13% en el año, y más del 42% desde los mínimos que marcó en octubre de 2000. Y es que, salvo este fuerte recorrido alcista en el año, el comportamiento de la divisa europea ha sido de gran debilidad desde su nacimiento en enero de 1999.

La debilidad del dólar se explica en gran medida por su fuerte déficit por cuenta corriente. Un dólar bajo permitirá reducir este desequilibrio, al permitir un saneamiento de la balanza comercial con mayores exportaciones de Estados Unidos y una reducción de sus importaciones.

La fortaleza del euro ofrece consecuencias de distinto signo a las economías europeas. De un lado, encarece las exportaciones de productos y servicios a otras economías ligadas a la marcha del dólar. Las compañías europeas pierden capacidad de competir en otros mercados y ya sus cuentas de resultados se resienten por esta pérdida de competitividad de sus productos en los mercados del área dólar. Una situación que ya ha reflejado la bolsa con una tendencia a la baja que ayer se volvió a repetir.

En el lado positivo, abarata la importación de productos provenientes del área dólar o del yen. Esto supone una menor presión en los precios por la vía de las importaciones. Así, se reduce el coste de productos energéticos, entre otros, que, sumado a la caída del precio del petróleo, favorecen una contención de los precios. Los últimos datos de inflación evidencian esta caída en la factura energética que paga Europa.

Caída de tipos

Este control de la inflación lleva a los expertos a esperar un recorte de los tipos de interés que marca el BCE y que podrían bajarse en la reunión que el organismo emisor celebra a primeros de junio. Los expertos de grandes bancos europeos esperan un descenso desde el 2,5% actual hasta el 2%. La debilidad de las economías europeas (preferentemente Alemania y Francia) justificaría este recorte de medio punto, junto con el control de precios que ya se está produciendo por el menor coste de los productos energéticos. Aunque se produjese ese notable recorte en los tipos, la eurozona seguiría teniendo el precio del dinero más alto respecto al dólar y al yen. Los tipos de intervención en la economía estadounidense se sitúan en el 1,25%, mientras que en Japón se colocan en un simbólico 0,10%, tras una década de estacamiento económico.

Eugenio Domingo Solans, miembro del consejo ejecutivo del BCE, se refirió ayer, en una conferencia coloquio del IESE, que esperaba una inflación por debajo del 2% en la zona euro para final de año. Un dato que hace compatible la esperada rebaja de los tipos de interés. Respecto a la fortaleza del euro explicó que tiene efectos positivos y negativos para las economías europeas y que, por tanto, debía analizarse el fenómeno en su conjunto. En el caso de España, consideró un punto más que la media europea, un nivel adecuado para la marcha de los precios.

Apuntó que, por el momento, el BCE no había realizado intervenciones para frenar la fortaleza del euro, intervenciones que consistirían en vender la moneda en los mercados de divisas para depreciarla. Eso sí, dijo que cuando se produzca el organismo emisor lo anunciará, aunque, lógicamente, después de producirse.

Entendiendo la deflación como una reducción general y continuada de los precios de bienes y servicios de una economía, Domingo Solans fue categórico al afirmar que este riesgo no existe para la eurozona. La abundante liquidez del sistema es uno de los factores que, a su entender, impiden pensar en una deflación, aunque no descartó que el peor de los escenarios ofreciese crecimientos negativos para las economías europeas.

En esta situación, los expertos esperan que continúe la apreciación del euro respecto al dólar y al yen. Una subida que se producirá con lógicas recogidas de beneficios, pero que tiene su explicación en el diferencial positivo de los tipos europeos y en el mayor potencial que ofrece a los capitales mundiales la deuda pública europea.

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