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Hevia llena las melodías tradicionales con ritmos frenéticos en su tercer disco

El músico presenta 'Étnico ma non troppo' hoy en Oviedo

Hevia estuvo seis meses "enclaustrado" en su estudio, a las afueras de Madrid, urdiendo el material de esta nueva entrega. Son estos los pequeños lujos que puede permitirse quien ha colocado más de dos millones de ejemplares de sus dos álbumes anteriores. Tierra de nadie (1998) permanece, de hecho, como un hito en la historia de los discos de gaita, con ventas nunca antes conocidas y números uno en países como Italia y Hungría. Dos temporadas más tarde, Al otro lado hubo de conformarse con despachar sólo 400.000 unidades. "Bienvenidos sean para un gaitero ese tipo de fracasos", ironiza ahora. El tercer disco de Hevia, cuarto si contamos una antigua grabación tradicional de gaita y tamboril junto a su hermana María José, arranca con Taramundi 130, un tema que remite al celebérrimo Busindre reel por su estructura de frenético baile irlandés combinado con una tonada asturiana en la voz de Maricruz Cristóbal (Taramundi, el fascinante confín occidental de Asturias, simboliza para el gaitero un raro triunfo de la colectividad). Las evocaciones de filiación asturiana también están muy presentes en piezas como San Xuan, sobre las danzas del solsticio en Mieres; La Carriola, aquel autobús de línea que devoraba kilómetros, medio siglo atrás, con el techo atestado de viajeros, animales de corral y fajos de equipaje; o Tirador, relato musical en torno al heroico ciclista que ganaba las carreras aunque llegara tarde a la línea de salida.

Hevia se ha ido construyendo una especie de iconografía propia, "un complemento mitológico", para su discurso sonoro. Con resultados sorprendentes, por cierto. "Hace poco me contaron de un grupo de neozelandeses que estuvo visitando la braña de Busindre, sólo por conocer el lugar que había inspirado la canción", revela.

Étnico ma non troppo incluye colaboraciones del guitarrista flamenco Juan Manuel Cañizares (en Tirador) y los Tenores de Bitti, una formación sarda que siempre canta en corro. Además, el compositor Ramón Prada aporta la nota sinfónica en dos obras, El Torques y Entremediu.

El título del disco pretende aludir a la superposición de lenguajes musicales. "Se me ocurrió", explica Hevia, "para avisar de que lo tradicional y genuino nunca ha sido el fin último de mi música. Desde luego que provengo de las músicas folclóricas, y a mucha honra, pero he decidido prescindir de los cánones y hacer lo que me venga en gana; sin que nadie se ofenda, a ser posible".

En los últimos meses, por lo demás, José Ángel Hevia ha conjugado los últimos retoques a este disco con una actitud contestataria que desde antaño le caracteriza. Cedió un tema para el disco colectivo Bágoas negras, en solidaridad con las víctimas del Prestige; se posicionó contra las políticas de Bush y Aznar, y ha sufrido algunos encontronazos con administraciones gestionadas por el PP, aunque prefiere restarles importancia.

José Ángel Hevia.
José Ángel Hevia.EFE
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