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El BCE está listo "día y noche" para intervenir por si hace falta liquidez

Carlos Yárnoz

"Tenemos que comunicar a los mercados que el Banco Central Europeo (BCE) está listo para actuar si se produce una crisis de liquidez; estamos listos día y noche". El economista jefe del BCE, Otmar Issing, insistió ayer ante el Parlamento Europeo en que, en época de conflictos internacionales como la actual, los bancos centrales deben "limitar las incertidumbres y aumentar la confianza". Recordó que, en coordinación con la Reserva Federal estadounidense, el BCE ya inyectó 69.000 millones de dólares sólo 48 horas después del 11-S.

La guerra en Irak, su duración y la repercusión sobre el precio del petróleo condiciona hoy todo comentario sobre la situación económica europea y mundial. Por eso, Issing describió dos posibles escenarios. En el "pesimista", con un importante y prolongado aumento del precio del petróleo, se produciría una merma de confianza, más bajadas bursátiles, mayores impuestos, un debilitamiento de la actividad y un posible repunte de la inflación. En el "optimista", si la guerra es corta, pronto desaparecerán las incertidumbres, con el consiguiente aumento de la confianza, el consumo y las inversiones.

A quienes confían en una pronta bajada de los tipos de interés les advirtió de que "se pueden estar exagerando las expectativas" porque, cuando el BCE decidió el día 6 bajar los tipos al 2,5%, lo hizo a la vista de los datos de ese momento. "No se puede reaccionar ante informaciones tan volátiles", apuntó en referencia a que ahora "es imposible saber cuál será el impacto de la guerra".

Decepción

Issing dejó claro que el "escaso y lento crecimiento" de la zona euro no se debe sólo a la incertidumbre internacional, sino también a erróneas decisiones de los Gobiernos. Así, dio la razón "a quienes se quejan de la lentitud de las reformas", especialmente en el terreno laboral, criticó "las desperdigadas adaptaciones fiscales" y censuró a "los Gobiernos, que no han cumplido con lo que prometieron en sus programas " al sufrir ahora un déficit público por encima del 3% del PIB. "Estamos muy decepcionados", dijo, porque "fijar objetivos es bueno, pero cumplirlos es más difícil".

"Hay un gran riesgo de que Europa no progrese debido a decisiones nacionales", dijo al insistir en que no se trata tanto de un problema de coordinación de las políticas, sino de las decisiones en las capitales. Por eso, repitió que la incertidumbre o la guerra "no es excusa para detener liberalización", y que "hay que evitar que la guerra se use como justificación para no controlar el gasto". A países, como España, con una elevada inflación, les admonestó: "Pueden perder mucho y verse mermados en su competitividad". Con respecto a la inflación Issing cifró ayer en un 0,3%, un porcentaje muy superior al manejado inicialmente, el impacto de la introducción del euro sobre el índice de precios.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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