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Entrevista:Jacques Rogge | Presidente del Comité Olímpico Internacional | OLIMPISMO | Perspectivas a 500 días de Atenas 2004

"No tengo miedo a los boicoteos"

Jacques Rogge parece cansado a primera hora de la tarde en su despacho. Aunque su agenda es apretada, es amable, paciente y optimista. Pese a los malos tiempos.

Pregunta. ¿Cuál es su opinión sobre la guerra contra Irak?

Respuesta. Tengo una opinión personal. Como ciudadano del mundo, no estoy a favor de la guerra. Pero no soy político, sino el presidente de una organización no política. No vamos a expresar una opinión sobre quién tiene razón o no. Sí deseamos que termine lo antes posible y con el menor número de víctimas, que la gente pueda vivir en paz y que el deporte vuelva a ser organizado en esa región.

P. ¿Cómo afectará al deporte?

R. Ya le está afectando. La FIFA ha retirado el Mundial de fútbol juvenil de Qatar, otras federaciones han suspendido competiciones y viajar en avión a Oriente Medio no es fácil. Pero esperamos que el conflicto se limite a esa zona.

"La guerra podría afectar a los Juegos de Atenas 2004 si no son en época de paz. Pero no lo creo"
"Lo único que vale para ser sede olímpica es el proyecto y el informe de la comisión de evaluación"
"El estilo de Samaranch fue muy bueno y eficaz. Pero ahora se necesita más el trabajo en equipo"

P. Sólo faltan 17 meses, 500 días, para Atenas 2004 ¿Pueden volver los boicoteos a los Juegos?

R. Seguramente no. No tengo miedo a los boicoteos porque no hay razones para boicotear. Ni Grecia ni el COI lo son.

P. Pero Estados Unidos, que participa, sí.

R. No me parece que haya peligro. Y en los boicoteos pierden siempre los que los hacen. Lo que podría afectar, pero no lo creo, es que los Juegos no sean en época de paz. Si hay guerra, influirá. Pero tenemos que recordar que los de Barcelona 92 coincidieron con el conflicto de Yugoslavia, que está más cerca de esa ciudad que el Oriente Medio de Atenas..

P. ¿Y con candidaturas como Nueva York para 2012?

R. El COI eligió a Moscú, símbolo del comunismo, para 1980; a Los Ángeles, símbolo del capitalismo, para 1984, y a Seúl, con el problemas de las dos Coreas, para 1988. El COI sólo mira la parte técnica, no la política. También lo hizo en el pasado. Atenas no estaba preparada para 1996: no tenía Metro y sólo un viejo aeropuerto. Pese al simbolismo del centenario, elegimos a Atlanta, que tenía un proyecto mejor. Lo mismo en 1993 con Sidney para 2000 en vez de Pekín, que sí escogimos en 2001 para 2008 porque no sólo tiene una preparación técnica excelente, sino la quinta parte de la humanidad. El COI considera siempre los intereses de los atletas. Necesitamos la seguridad y la calidad; todo lo técnico, los hoteles, las infraestructuras, la televisión... Y cuando todo eso está garantizado, sólo entonces, miramos otras cosas, como la rotación de continentes o que un país no haya organizado unos Juegos y otros sí. Sólo a igualdad de seguridad y calidad pueden contar las consideraciones geopolíticas.

P. En esos casos hubo candidaturas que hicieron campañas desastrosas y otras invitaron a un pic-nic y tenían a Coca Cola detrás, como Atenas y Atlanta para 1996.

R. Las campañas son inevitables, pero no son muy útiles porque la gente sabe lo que es importante. Los miembros del COI conocen los Juegos. Estoy seguro de que, si pudiera leer en su cabeza desde el primer día al último, antes de cada elección me encontraría con que no hay muchos cambios. Reciben los proyectos, los leen y no van a decir a quién van a votar, pero van a cambiar poco.

P. Pero Sidney ganó por un solo voto a Pekín para 2000 ¿No influyó el miedo al cambio político?

R. Eso indicó que los dos informes eran más o menos cercanos, pero Pekín ganó dos ediciones después, cuando se lo merecía.

P. ¿Se va a institucionalizar que la ONU dé una resolución otorgando una tregua olímpica en caso de guerra?

R. Es una muy buena costumbre, pero es la responsabilidad del país organizador, junto con el COI, pedir a la ONU esta resolución en cada caso. Ya se ha hecho en el pasado: la última vez para los Juegos de invierno de Salt Lake City 2002, después de los atentados del 11-S. Ahora le corresponde a Atenas.

P. ¿Llegará el momento de pedirlo a Estados Unidos?

R. No; es una decisión de la ONU.

P. Los grandes problemas de Atenas son internos, a juzgar por el enfado del COI a causa de los retrasos y los fallos en la organización, como el de la contratación de una empresa de seguridad, sólo resuelto tras otra queja suya.

R. Me acuerdo también de las dificultades de Barcelona, por ejemplo. Siempre es difícil organizar unos Juegos. Pero soy optimista. Serán buenos. A veces tenemos que expresar nuestra opinión y yo dije, después de la comisión ejecutiva de febrero, que tenía miedo por dos informes: el de la seguridad y el del estadio de fútbol. Se han arreglado. Han firmado un contrato con una empresa para lo primero y pasado una ley en el Parlamento para el estadio. Quedan otras cosas, pero en general han mejorado. Había retrasos en los dos primeros años. Ahora trabajan mejor, con gran rapidez. Si no pierden más tiempo, estarán listos.

P. ¿Y las diferencias políticas internas en Grecia?

R. En todas las ciudades ocurre eso. También lo hubo en Barcelona. [Pasqual] Maragall [el alcalde de entonces] y [Jordi] Pujol [el presidente de la comunidad] no son del mismo partido y nunca lo serán, pero hicieron un gran trabajo.

P. ¿Qué piensa del escándalo de la corrupción y las dimisiones en el comité de Estados Unidos?

R. No es un problema grave. Tienen dificultades por contar con una asamblea general y un comité ejecutivo demasiado grandes, lo que lleva a la inestabilidad en sus dirigentes. Pero las cosas fundamentales no fallan. Tienen dinero, muy buenas instalaciones y entrenadores. El programa de preparación de los atletas funciona. Y eso es lo más importante. Sí hay algunos problemas, se van a arreglar. Yo tendría miedo, estaría preocupado, si el programa de los atletas no funcionara o no tuvieran bastante dinero, pero eso no ocurre.

P. ¿Y su problema no es por tener demasiado dinero?

R. No; no tienen demasiado dinero, sino mucho. Pero hacen buenas cosas, preparan el mejor equipo para el verano y el segundo, en medallas, para el invierno.

P. ¿Cómo van las negociaciones con televisión, llevadas por usted?

R. Vamos a negociar en junio con las cinco grandes cadenas estadounidenses: NBC, ABC, CBS, FOX y AOL-Time Warner. Si todo va bien, terminaremos a mediados de mes. Pero es posible que retrasemos el acuerdo si las condiciones políticas y económicas no son las adecuadas. Tenemos tiempo. Podría esperarse dos años más.

P. ¿Se mantiene la fórmula anterior del COI de ofrecer mayoría de imágenes en abierto?

R. Ahora ya no hay la diferencia fundamental de televisión gratutita y de pago. Hay una mezcla de todo. Vamos a vender derechos claramente para la televisión gratuita, para satélite, para cable, para Internet y para pago. Por partes.

P. Ante esta venta, la sensación que da usted animando a las grandes ciudades a que presenten su candidatura para 2012 es que el COI tiene miedo económico.

R. No. Tenemos bastante dinero, pero estamos interesados en tener el máximo posible de buenas candidaturas. Y ahora, para los Juegos de verano, es una situación excepcional. La mejor. Nunca hemos tenido tantas ciudades importantes como aspirantes. En el pasado había una grande y dos o tres pequeñas. Ahora tendremos a Nueva York, Madrid, una ciudad alemana, casi seguro París, posiblemente Londres, probablemente Río de Janeiro o Sao Paulo, y Moscú, según su alcalde.

P. Oficialmente, ¿cuáles se han dirigido al COI?

R. Nueva York, Madrid y una ciudad alemana a elegir. Pero el plazo no termina hasta el 13 de julio.

P. Del 15 al 17 de mayo habrá reunión olímpica en Madrid. ¿Buen escaparate en su venta?

R. Lo único que vale es el proyecto y el informe de la comisión de evaluación.

P. ¿Los cambios en el programa son para controlar el gigantismo o para actualizarlo?

R. Para fortalecerlo y modernizarlo. El gigantismo es otra cosa:las infraestruturas, las acreditaciones, el presupuesto tecnológico... El programa va por otro lado. Vamos a mantener 28 deportes, 300 pruebas y 10.500 atletas como en Atlanta y Sidney. No bajamos el número, pero vamos a ver si hay deportes que deben salir y otros que deben entrar. Es una preocupación de calidad, no de cantidad.

P. En la reunión de México le rechazaron los cambios, la propuesta de expulsión de algunos. ¿Le sorprendió esta derrota?

R. Si se mira superficialmente, había una propuesta, que fue rechazada y pareció una derrota. Pero se lograron dos medidas históricas y que las federaciones propusieran cambios que examinaremos en Atenas. Yo quedé muy satisfecho. Desde 1896, el COI ha ido aumentando el programa. En los últimos 20 años se ha pasado de 19 deportes a 28. Así, tenemos un programa atractivo, pero muy amplio. La primera decisión era limitar el futuro a 28 deportes, 300 pruebas y 10.500 atletas. Es la primera vez que el COI hace eso desde su fundación. En segundo lugar, hemos acordado que, después de cada uno de los Juegos, evaluaremos todos los deportes y decidiremos los que entran o salen. Es la primera que hacemos eso desde 1936, cuando salió el último: el polo. Fueron dos decisiones importantes que saqué adelante. Luego, está la propuesta de la comisión sobre el programa. Si me pregunta si creía que iba a tener una mayoría de votos, digo que probablemente no. No podemos saberlo porque no se votó. La gente que habló fue para defender a los deportes. Pocos se van a levantar para decir que están en contra. Si hubiera habido voto secreto... Pero todo ha servido para que los deportes hayan reducido y ajustado su oferta, como la hípica, el béisbol, el sóftbol y el pentatlón moderno. La Sesión dio tiempo hasta Atenas. Allí deberán demostrar si sus nuevas medidas son buenas. Si aprueban el examen, se quedarán. Si no, probablemente votaremos para que salgan.

P. Otras modalidades, como la marcha, han sido amenazadas y ya han hecho cambios. Pero el atletismo, el rey de los Juegos, parece habérsele enfrentado.

R. El COI necesita al atletismo y el atletismo necesita a los Juegos porque sin ellos no podrá mantener su posición y éstos no serían los mismos sin él. Tenemos que estar juntos y lo estamos.

P. ¿Y el fútbol?

R. No hay deporte que no entienda la importancia de estar en el programa, incluído el fútbol. Ya lo dijo Joseph Blatter [el presidente de la FIFA] de manera clara.

P. Sin los mejores jugadores.

R. Es muy difícil, casi imposible, porque el calendario de los Juegos y el de los clubes que les pagan son conflictivos. Los Juegos suelen ser de la tercera semana de julio a la segunda de agosto, la época de comienzo de las Ligas y de los torneos internacionales. Además, los Juegos se han celebrado siempre el año de las Eurocopas. Los jugadores las disputan hasta primeros de julio y necesitan vacaciones. Pero el fútbol en los Juegos es un éxito porque es el segundo deporte en la audiencia televisiva y el primero en la venta de entradas. Y su sistema da más posibilidades a otros continentes, como hemos visto con los triunfos de Camerún y Nigeria, algo muy bueno. Y el torneo femenino olímpico es más importante que su propio Mundial.

P. ¿No se dejó presionar por los medios estadounidenses en el escándalo del patinaje al dar otra medalla de oro a la pareja canadiense en Salt Lake City 2002?

R. No. Yo tenía un documento firmado por la juez francesa con confesiones de haber sido manipulada, presionada, para favorecer a la rusa. La Federación Internacional de Patinaje, al confirmarse la manipulación, nos pidió otra medalla. Mi conciencia está limpia. Habría hecho lo mismo con otro país o al revés.

P. En Copenhague se acaba de dar un gran paso en la lucha contra el dopaje, pero quedan muchas asignaturas pendientes. ¿Habrá solución alguna vez?

R. Eso espero. Pero la clasificación de los problemas es diferente. El primero es que los gobiernos paguen a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), porque hay muchos que no lo hacen o lo hacen tarde, y que todos firmen el Código antes de los Juegos de invierno de Turín 2006. El segundo, lograr de las federaciones una buena aplicación del mismo. Y el tercero, el de los atletas de las Ligas profesionales norteamericanas. Pero soy optimista. Hay una nueva dinámica y el COI la apoyará.

P. ¿Está dirigiendo el COI de forma diferente a como lo hacía Juan Antonio Samaranch?

R. Somos de generaciones, países, educación y pasado distintos. Pero le tengo mucha admiración, afecto, respeto y gratitud. Conoce y ama el deporte y ha hecho un trabajo increíble, con su estilo, que fue muy bueno y eficaz en su época. Pero vivimos en un tiempo que necesita más trabajo de equipo que solitario. Y no es tan fácil porque hay que acercar a mucha gente. Pero es lo que se pide ahora y yo soy un hombre de equipo. Para mí, Samaranch es el hombre más importante del COI junto a Pîerre de Coubertin y nos ha dejado un legado impagable. Pero tenemos que evolucionar. Yo estoy feliz de telefonearle, pedirle consejo y hacerle caso un 80% de las veces.

P. ¿No es más complicado llevar el control en un COI con miembros tan variopintos?

R. No; es distinto. A largo plazo, es mejor dejar expresarse a la gente aunque las asambleas duren más. En México hubo más de 40 intervenciones. Antes habría sido más difícil. La gente estará más contenta. Tenemos 125 miembros de alta calidad y si no pueden hablar no hay razón de que lo sean.

P. Y se tienen menos enemigos.

R. Enemigos hay siempre.

P. ¿Como el canadiense Richard Pound y el surcoreano Un Yong Kim, sus dos grandes rivales derrotados para la presidencia, o el francés François Carrard, el director general que se va?

R. Pound está haciendo muy buen trabajo. Perdió las elecciones, pero tiene un gran valor y Samaranch trabajó mucho con él. Le pedí que siguiera con el márketing, pero no quiso y también dimitió de la presidencia de la AMA. A las dos o tres semanas, se lo volví a pedir, pero sólo aceptó la AMA y le nombré en la comisión para reducir los costos. Ahora le apoyé en Copenhague. Somos amigos. ¿Por qué hacer la guerra? A Kim le nombré presidente de la comisión de radio y televisión. Trabaja muy bien. Tiene mucha influencia en Asia. Y con Carrard también puedo trabajar muy bien, pero no se dedicaba a tiempo completo y el COI ha crecido mucho. Le propuse hacerlo, pero dijo que no podía por sus compromisos. Hemos sido y somos amigos. En el futuro nos ayudará como asesor jurídico. Aún buscamos un sustituto.

Jacques Rogge, ante la llama olímpica, en el Museo del COI en  Lausana.
Jacques Rogge, ante la llama olímpica, en el Museo del COI en Lausana.AP

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