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Reportaje:

La 'armadita' vasca

La nueva generación de tenistas alimenta la esperanza de que surja alguna figura en Euskadi

El tenis profesional vasco es un páramo. Lo es y lo ha sido. Sólo existen dos grandes excepciones: Alberto Berasategui, en los años noventa, y Manuel Alonso, componente del equipo español de Copa Davis en 1932. Llegar a esas cotas no resulta fácil y ahora, menos. España, y más concretamente Cataluña, se ha consolidado como uno de los centros mundiales del tenis. El Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat es un semillero de estrellas. Es el puerto donde atraca el grueso de la conocida como Armada española.

En Euskadi, sin embargo, no existen ni los medios, ni la afición, ni las instalaciones para competir. Se tiene que conformar con que, de vez en cuando, surjan nuevos talentos para que los pulan allí. Y ésta es época de buena cosecha. Según la revista interna de la Federación Vasca de Tenis, el año 2002 ha sido "probablemente el mejor de la historia en cuanto a resultados". No habla de profesionales, sino de los chavales que esperan serlo dentro de unos años.

Habla de Yera Campos, una niña que se ha proclamado campeona de España alevín (menos de 12 años). O de Andoni Vivanco, subcampeón nacional en la misma categoría. Una coincidencia que no se había producido nunca hasta ahora en el País Vasco. Eloisa Compostizo, en infantiles, es otra de las componentes de esta nueva generación. En su currículo figura el prestigioso Trofeo Sport Goofy (una especie de campeonato nacional oficioso) y la semifinal del campeonato de España.

Por detrás de estos tres, hay un grupo de jóvenes que completan la armadita vasca, que entran dentro de los diez mejor clasificados de su edad en España, siempre teniendo en cuenta el elevado nivel del tenis nacional. En esa relación figuran Guillermo Olaso, Íñigo Cervantes, Sonia Elguezábal y el mayor de todos, Borja Martínez, que pronto cumplirá 16 años, compite en cadetes y se entrena en Mallorca, en el grupo del que surgió Carlos Moyá.

"Tenemos con ellos una pequeña esperanza para dentro de cuatro o cinco años", dice Igor del Busto, asesor técnico de la federación vasca. "Igual no llega ninguno, porque son pocos los que llegan hasta el final. Pero existe esa posibilidad. Antes no teníamos ni esto", agrega.

Realmente, en el mundo profesional actual, y en el pasado, apenas se ven referencias. Desde la retirada de Alberto Berasategui, ningún tenista vasco ha sobrepasado la barrera del número 100 en la clasificación mundial. Los mejores resultados corresponden a los irundarras Alejo Mancisidor, quien llegó al puesto 118º, y Gorka Fraile, situado en el 170º.

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Tampoco es extraño. En el País Vasco no se dan muchas de las condiciones que hacen de Barcelona, por ejemplo, un lugar privilegiado. El clima es un elemento importante, hace casi imprescindible entrenar bajo techo, y en toda Euskadi apenas hay más de 30 pistas cubiertas: unas 15 en Vizcaya, otras 12 en Álava y menos de media docena en Guipúzcoa.

Últimamente, además, se ha unido otra circunstancia que ha perjudicado: la aparición del pádel. "Es un deporte más fácil de jugar y el tenis exige muchas más horas para llegar a divertirse", afirma Del Busto. Pero no es tiempo de quejarse.

¿Qué hace Berasategui?

Para los tenistas vascos, Alberto Berasategui es la gran referencia. No por su forma de jugar, inimitable, con aquel drive tan especial, pero sí por sus resultados. 1994 fue su gran año: jugó la final de Roland Garros (cayó ante Sergi Bruguera), llegó a ser el séptimo mejor jugador del mundo en noviembre y cerró la temporada participando en el Masters.Sin embargo, Berasategui, ganador de 14 torneos de la ATP, todos ellos sobre tierra batida, se retiró extremadamente joven, con apenas 27 años, en mayo de 2001.Ahora, el campeón de Arrigorriaga se ha desvinculado casi por completo del tenis. Vive junto a su esposa Arantxa y su hijo Unai en Barcelona, el paraíso de los tenistas, el lugar donde creció como profesional. Espera su segundo hijo. Su profesión tiene poco que ver con el deporte. Se dedica a un negocio relacionado con el montaje de andamios para la construcción.

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