"Menem y Duhalde son fósiles del pasado"
Ricardo López Murphy se muestra más simpático y locuaz que en sus días de ministro dentro del fallido Gobierno de Fernando de la Rúa. Hoy, embarcado en la competencia por la presidencia de Argentina, se permite bromas en medio de sus discursos y ha dejado de recurrir sistemáticamente a los tecnicismos aprendidos en la Universidad de Chicago, donde se formó como economista. Este político de 50 años, que debutará en las próximas elecciones de abril con su nuevo partido Recrear para el Crecimiento, estuvo en Madrid y dejó sus impresiones sobre el complejo escenario electoral y los desafíos institucionales que afronta el país suramericano.
"Le estamos quitando votos a Menem", señala de entrada López Murphy intentando caldear el ambiente. No teme, sin embargo, que su propuesta se confunda con la del ex presidente de Argentina: "Lo único que compartimos es la idea de que el país debe integrarse al mundo". López Murphy está satisfecho con su desempeño en las últimas encuestas, que lo ubican muy cerca del pelotón de los líderes peronistas. Cree, sin embargo, que más allá de su suerte en las elecciones lo importante es que en Argentina no triunfe el "pensamiento talibán", representado, según su visión, por "aquellos que van a las manifestaciones con pancartas de Bin Laden y que formulan un aislacionismo grosero".
En sus respuestas bordea la obsesión por demostrar que él es quien representa "lo moderno y lo nuevo" en Argentina. "Soy partidario de las políticas y las preocupaciones sociales que hoy existen en Europa, soy un admirador de la civilización europea", ensaya frente al grabador. Sabe, por supuesto, que ha elegido competir en América Latina, donde los liderazgos cobran rasgos particulares. "Así nos va, gracias a esos líderes y al populismo que predican", dispara López Murphy, quien distingue en Luiz Inácio Lula da Silva, flamante presidente de Brasil, una saludable excepción: "Estoy maravillado con Lula y con sus políticas".
López Murphy cree que la población recibe de buena gana su discurso centrado en la economía: "La gente no espera que yo llegue al hospital y pregunte qué se hace dentro de un quirófano, la gente aguarda que yo llegue al quirófano y actúe como un cirujano jefe". "En Argentina hicimos muchas veces lo que no estaba en los manuales y así nos fue: hoy tenemos esta Argentina pordiosera que muchos insisten en protagonizar", exclama enrojecido.
A menos de cien días de las elecciones presidenciales, la crisis de los partidos políticos tradicionales de Argentina es evidente: mientras que por el peronismo se presentarán tres postulantes sin pasar antes por elecciones primarias (el gobernador Néstor Kirchner y los ex presidentes Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá), el radicalismo aún no logra superar una lucha intestina que ha bloqueado la elección de su candidato. López Murphy cree que esta situación crítica se debe a "la fosilización de los liderazgos partidarios, como Menem y Duhalde, que son parte del pasado". Luego, divertido, prosigue con la comparación arqueológica: "Los partidos tradicionales hoy son como panteones egipcios". Sin embargo, López Murphy no menosprecia el poder de convocatoria del peronismo, y pasa de la sonrisa al disgusto en un santiamén: "Pueden llevar mucha gente a votar, como si fuesen ganado, gracias al clientelismo".
La esperanza de López Murphy reside en que los ciudadanos independientes acudan a su "convocatoria desde la racionalidad", ya que aguarda que la población no haga caso al "proselitismo con el intermitente señalando a la izquierda para luego gobernar para la derecha".
Respecto a Eduardo Duhalde, López Murphy cree al actual presidente "se dio cuenta de su aislacionismo inicial y giró sobre sus pasos, pero no se puede usar el gobierno de un país como un simulador de entrenamiento". López Murphy advierte, por último, de que el futuro pasa por "más comercio y menos ayudas". "Si no optamos por la producción, la única salida seguirán siendo los aeropuertos, como nos ocurre hoy".
