Stephen Fry dirige una sátira de entreguerras
El actor y novelista describe 'Bright young things' como un 'Trainspotting' de época
Stephen Fry abre una nueva veta en su prolífica carrera profesional dirigiendo su primera película, Bright young things, adaptación de la novela satírica Vile bodies, de Evelyn Waugh. Por el rodaje, que concluye hoy en Londres, han pasado veteranas estrellas del cine británico: John Mills, Peter O'Toole y Jim Broadbent entre ellos, y un grupo de actores emergentes. Fry habla de su comedia como un "Trainspotting de la aristocracia inglesa".
En sus 45 años de trayectoria, Fry ha intervenido en obras de teatro y televisión, con frecuencia de su propia cosecha, y ha actuado en filmes como protagonista, Wilde, y actor de reparto. Gosford Park, de Robert Altman, se encuentra entre sus últimos trabajos para el cine, mientras que Los amigos de Peter, de Kenneth Branagh, aporta una buena orientación sobre sus conexiones sociales.
Fry pertenece a la generación de amigos de Branagh, que fue formándose en la Universidad de Cambridge a principios de los ochenta. Ya entonces despuntó como autor satírico, escribiendo su primera obra teatral, Latin, que pondría en escena con Emma Thompson y Hugh Laurie y cuyo texto sigue provocando polémica décadas después.
Desde la publicación de The liar, su primera novela, alterna las letras con los trabajos para la pequeña y gran pantalla. "Actuar, escribir, dirigir... son extensiones de un mismo tronco. Contar historias y entretener, es algo que no puedo dejar de hacer. Relegué la realización debido a la cantidad de tiempo que requiere y porque, con 20 y 30 años, me interesaba hacer cuantas más cosas posibles. Ya no siento ese impulso. Supongo también que tengo menos miedo al desastre que hace 20 años. Ya no temo tanto que me juzguen", señala una jornada de rodaje en los estudios Pinewood, a las afueras de Londres.
Brecha generacional
En Bright young things (Jovencitos lumbreras, en su traducción libre), Fry adapta el clásico de Evelyn Waugh Vile bodies, una sátira sobre la élite social inglesa en la década de los treinta del siglo XX. El guión se centra en un joven escritor que precisa de una gran fortuna para casarse con la hija de un excéntico aristócrata. Es el periodo de entreguerras y una brecha social y cultural se ha abierto entre la joven y la vieja generación. "Los jóvenes viven para las fiestas, la música, las drogas... en un ambiente obsesionado por los cotilleos, la publicidad, las celebridades. Es una generación sin ninguna responsabilidad política, que ha vuelto la espalda a lo que representan sus predecesores en cuanto a honor, decencia, obligaciones", explica el novel realizador.
Los paralelismos con la sociedad actual son obvios para Fry. "Nuestra era también está obsesionada con salir de marcha, la moda, las celebridades, el culto a la juventud. Reina la ansiedad y un sentimiento de que la generación anterior lo ha estropeado todo y es imposible confiar en ellos. La perspectiva de los mayores sobre cómo debe funcionar el mundo es irrelevante, como también parece tremendamente hipócrita de ellos el dictar a los jóvenes cómo deben comportarse". Esta estrecha conexión con el pasado lleva a Fry a describir su película como un Trainspotting de época: "Indudablemente, es más Trainspotting que Gosford Park. Estos jóvenes influyentes, arístocratas de sangre, tienen mucho más en común con drogadictos de Edimburgo de los años noventa que con los nuevos ricos de Gosford Park o la aristocracia de películas de Merchant Ivory, como The remains of the day". Su estreno está previsto para el próximo otoño.
Babelia
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